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23 diciembre 2009

ANTE CAMARIN DE JESUS DEL LLANO EN BAÑOS DE LA ENCINA

Antes de llegar al Camarín, quisieron danos una adelanto, ponernos casi en situación y asi llegamos al ante camarín, que ya muchos, por su belleza pensaron que era el camarín, no es posible, es preciosa la decoración, pero falta lo mas importante, el Cristo Crucificado del Llano.

A Él vamos, al Señor del Llano vamos desde que entramos por la puerta y nos admíranos del bajo coro, hasta llegar, por galerías de apóstoles, escenas de la Virgen, las de la Pasión del Señor y los Santos Padres, al Retablo Mayor.

Sin saber que habría en los paños de la iglesia, vemos una serie de marcos pintados. Serian los cuadros de pasión también o vía crucis, que podía hablar Picatoste en su catalogo?

Difícil saberlo, pero si vemos unas garruchas en los paños, sin duda para cubrirlos de telas, moradas, o rojas, según el momento litúrgico. Ricos terciopelos seguro que daban mas esplendor a toda esta joya armónica y de tanto sentido místico y religioso como es el Santuario, en las grandes solemnidades, sobre todo las de Cristo Crucificado.

Todo nos lleva a Jesús, a Jesús Crucificado, Ahora ya en la sacristía vemos esas magnificas puertas neomudejar del XVIII, que traspasamos y el corazón se nos lleva de gozo, el ritmo cambia, vamos escaleras arriba, miramos a la media naranja sobre pechinas de intradós gallonadas y anillo mixtilíneo, de gran belleza; pero no, aun no hemos llegado al Camarin, pero sabemos que el Señor del Llano ya esta muy próximo, muy cerca.

Los trancos de la escalera son altos, de gentes que no tienen miedo a subir y subir, a acercarse, y nos topamos con la misma puerta del Camarín de una hoja, labrada por ambas caras con ornamentación diferente, adornada con pequeños espejuelos joya de trabajo en madera. Magnifica. No pasen de largo, admírenla. Verán también en esta maravilla, como se han cuidado y se cuidaron todos los detalles, para dar mas magnificencia y gloria, a quien esta dedicado todo el Santuario.

Y abrimos la puerta con sumo respeto, devoción, angustia, temor… y sin darnos cuenta, caemos de rodillas, ante ese Jesús Crucificado, que ya se decía en los siglos anteriores, que con solo verlo una vez, se quedaba uno enamorado y prendado para siempre, de tanto sosiego, de tanta serenidad y de tanto amor.

DMC

Mas fotos de la subida al Camarin: http://picasaweb.google.es/banosdiego/