Conocía a Hipólito desde siempre, pues al vivir por la cestería lo veía subir hasta la plaza, pero en una Semana Santa, ya hace muchos años, compartimos el trono de la Virgen en todas las procesiones, desde Jueves Santo al Abrazo el Domingo de Resurrección, entonces iba con ruedas y pocos en las andas. Muchas horas de silencio, de meditación por las calles de Baños y eso además nos unió mucho.
“Pólito” como es llamado ha sido, si no el mejor, si uno de los mejores cogedores de espárragos en Baños. ¡Qué paliza me dio un Martes Santo, por encina del Santuario de la Virgen de la Encina! Desde luego mereció la pena, pues las mostelas que cogimos eran de exposición.
Con el buen tiempo se le ve sentado en la plaza, tomando el sol. Con más calor suele sentarse a la sombra del Mirasierra y también acude a la Casa del Pueblo. Me habla de sus hijos y sus nietos. Ya tiene biznietas.
Siempre con una sonrisa en la cara, esa cara amable, sincera y cariñosa. Es un gusto verlo y el abrazo que da, es muy sincero. Ahora quiero recordarlo en la distancia, con todo mi afecto.
DMC.