EXALTACIÓN  DE LA SAETA EN BAÑOS DE LA ENCINA

DOLORES CANTA "POR LA CALLE PLACENTINES"

Sabia que no podría estar en Baños para la "Exaltación de la Saeta", y le pedí a Dolores que cantara en el balcón de mi casa en la Semana Santa. Y como es Dolores se me agarró,  en la Peña Flamenca.

Mi recuerdo para ella y Federico, pedro "El Pinche" y Faustino, y todos los "cantaores" de la nueva generación, que junto con los de las otras Peñas, esta noche pondrán su voz, pero o que es mas importante, su alma, para cantar, para rezar cantando.

DMC.

HIPOLITO HERMANO DE LA VIRGEN Y AMIGO

Me unía gran afecto con Polito (Hipolito López Martinez) , hablaba al subir desde la Cestería, salí con él de espárragos, y ya lo he contado que me dio una paliza, por la Nava, que aun recuerdo, pero por encima de todo eramos Hermanos de la Virgen de los Dolores.

Recorrimos Baños, en la Semana Santa, detrás del  palio de la Virgen en los años ochenta y tantos. Pocas túnicas, ruedas, palio y poquitos hermanos. Asi tuvimos muchas horas para estar juntos, poder hablar en las paradas y unir mas.

Le regale en grande, la foto de la Virgen, que enmarcó, que había hecho el Viernes Santo, lo recuerdo, de 1985 y me emocioné, cuando un día, hace pocos años, su hija, ya Hipolito estaba junto a su Virgen, en el Cielo, me dijo que en su nicho, le habían puesto la foto de la Virgen, que tanto amaba, y la que un día le hice en el banco delante de Mirasierra.

Un abrazo. Diego

4ª ESTACIÓN: ENCUENTRO CON LA VIRGEN

Se ha abierto paso en las filas
una doliente Mujer.
Tu Madre te quiere ver
retratado en sus pupilas.
Lento, tu mirar destilas
y le hablas y la consuelas.
¡Cómo se rasgan las telas
de ese doble corazón!.
Quién medirá la pasión
de esas dos almas gemelas!

¿Cuándo en el mundo se ha visto
tal escena de agonía?.
Cristo llora por María.
María llora por Cristo.
¿Y yo, firme, lo resisto?.
¿Mi alma ha de quedar ajena?.
Nazareno, Nazarena,
dadme, siquiera, un poco
de esa doble pena loca,
que quiero penar mi pena.

(Gerardo Diego)

3ª ESTACIÓN: JESÚS CAE,

 POR PRIMERA VEZ,

 BAJO EL PESO DE LA CRUZ

A tan bárbara congoja

y pesadumbre declinas,

y tus rodillas divinas

se hincan en la tierra roja.

Ya no hay nadie que te acoja.

En vano un auxilio imploras.

Vibra en ráfagas sonoras

el látigo del blasfemo.

Y en un esfuerzo supremo

lentamente te incorporas.

Como el cordero que viera

Juan, el dulce evangelista,

así estás ante mi vista

tendido con tu bandera.

Tu mansedumbre a una fiera

venciera y humillaría.

Ya el Cordero se ofrecía

por el mundo y sus pecados.

Con mis pies atropellados

como a un estorbo le hería.

(Gerardo Diego)