PASEO DE LA LLAMADA EN BAÑOS DE LA ENCINA
La noche era especial, seguro, a veces uno no se da cuenta de estas circunstancias, pero cuando se ven las fotos, después de una sorpresa, y de un escalofrío, te viene a la memoria sensaciones, que se vivieron, casi sin dar cuenta.
La tarde se había marchado por la sierra, quedaban ciertos reflejos; entre las nubes salía un azul nazareno, oscuro, casi tenebroso; no llovía en ese momento, pero hacia frio y el vaho que salía de la boca empañaba la máquina.
El paisaje era mágico, las moreras, podadas, parecían figuras esperpénticas, todas alineadas hacia una luz central, blanquecina, desde lejos parecía una araña, un bicho gigantesco.
Te vas acercando, poco a poco, a la izquierda el Castillo entre brumas, a la derecha el cerro y el Hotel, nunca me gusto el cartel anunciador en verde, distorsiona el edificio y el paisaje; no pega.
Me atrae la luz como a las luciérnagas y espero que no me atrape, y me quede hechizado. Son los rulos, del molino de aceite, que de manera altruista donaron al pueblo mis cuñados Leandro y Petrita.
No se ha puesto aun la plaquita, que el Alcalde, en ese momento, había prometido poner, para que quedara constancia. Se han puesto unas estacas que completan el conjunto, no solo como un monumento a nuestra principal y única industria, el aceite, sino un museo permanente, al aire libre, para conocimiento general de propios y extraños
La verdad es que quedó muy bien, y de noche, iluminado, atrae, como los cantos de sirena atraían, y atrapaban a Ulises, hasta tal punto, que pedía a sus compañeros marinos, que lo ataran al palo mayor de la nave.
El paseo es un pulmón para Baños, es un sitio maravilloso para caminar, llanito, con buenas vistas, sombras, bancos para descansar.
El castillo esta noche aparece como una fantasma en la bruma de la noche, pero erguido, guardián de tantos siglos, que emulando a Napoleón Bonaparte, en la famosa Batalla de las Pirámides, que se celebró a unos 15 kilómetros de la Gran Pirámide de Gizah, el 21 de julio de 1798, para arengar a sus tropas el propio Bonaparte les grito a sus tropas: "¡Mirad! ¡Recordad que desde esos monumentos, cuarenta siglos os contemplan!" (“Songez que du haut de ces monuments quarante siècles vous contemplent".
Nosotros con todo orgullo, con toda seguridad histórica, podemos decir, cuando lo vemos: podemos decir “MAS DE DIEZ SIGLOS NOS CONTEMPLAN”.
DMC