LAS TORRES DE CUART Y MONTEOLIVETE. PRISIONES MILITARES
Las Torres de Quart son un par de torres gemelas, que formaban parte de la muralla medieval que rodeaba el casco antiguo de la ciudad de Valencia, cuya función era defender la ciudad.
Las Torres de Quart fueron construidas por los "mestres en el noble art de la pedra", Francesc Baldomar y Pere Compte en el siglo XV, entre los años 1441 y 1460. De estilo gótico tardío militar.
Estas torres amuralladas han soportado la Guerra de la Independencia de los franceses, la de Sucesión, las cantonales y la Guerra Civil Española. Todavía se pueden observar las huellas de los impactos provocados por los cañonazos de la Guerra de la Independencia en sus gruesos muros, pensando mucha gente que son provocados por el deterioro del paso del tiempo.
En 1931 fueron declaradas Monumento Nacional , en el mismo decreto que el Castillo de Burgalimar de Baños de la Encina.
Las Torres de Quart son los restos de la antigua muralla medieval de Valencia, junto con las Torres de Serranos abiertas hacia el norte. Otras puertas de acceso a la ciudad de Valencia, fueron las desaparecidas puertas de San Vicente hacia el sur y la Puerta del Mar hacia el este o hacia el puerto.
Las Torres de Quart, deben su nombre a que estaban situadas sobre el camino que conduce el centro de la ciudad, desde la plaza de La Virgen donde está la Catedral de Valencia, hasta el pueblo Cuart de Poblet. Las torres fueron el acceso oeste del tráfico proveniente de Castilla.
Las torres tienen una planta cilíndrica hacia el exterior de la ciudad y achaflanadas o aplanadas hacia el interior de la muralla, al contrario que las Torres de Serranos que son poligonales. Las torres tienen una parte superior almenada, con una terraza de sillería. La parte exterior cilíndrica es lisa para dificultar su acceso.
En la parte que mira hacia el interior de la ciudad, aparece una serie de estancias abiertas, cubiertas con bóvedas construidas con nervios de crucería. En el centro de las torres, encima del arco de la puerta, aparece un orificio abovedado por el que se atacaba a los que querían derribar la puerta.
La disposición de las Torres con respecto a la antigua muralla es ligeramente oblicua o en diagonal, para adaptarse al trazado de la calle Quart que no entraba perpendicular a la muralla sino en diagonal.
Quería visitar estas torres, que fueron prisión militar, y donde mi padre estuvo preso, también en la Cárcel de Monte Olivete en el año 1938 y 1939, hasta finalizada la Guerra Civil que fue liberado. Quería subir sus empinadas escaleras y sentir aun su latido, su pulso, sus alegrías y miedos; sus recuerdos.
Allí y en Monteoliveti, escribió sus poesías inéditas, aunque alguna he publicado “Entre Rejas” en un cuadernillo con tapa dura y manuscrito, fechado el 23 de septiembre de 1938, con una advertencia de que “estos poemitas son fruto de largas horas de nostalgia y aburrimiento en mi celda de esta ^risión Militar aspiran a desahogar un corazón agobiado y ya lo consiguieron. Si eres crítico, déjalos; léelos únicamente si eres capaz de sentir y tienes corazón”.
Con eso pasaba los días y las horas, soñando en la liberación y temiendo males mayores, como le pasó a algunos compañeros que no volvieron jamás a la celda, después de un corto “paseo”.
Mi padre vistió siempre el uniforme militar, amparándose en la Convención de Viena; paso meses aislado en celdas de castigo, y además de algunas cartas, censuradas claro que se conservan, se tenían noticias de él a través de Carmelina Sánchez, la Madrina de Guarra, que lo visitaba y le llevaba lo que podía.
Al recorrer estas sencillas estancias, subir sus escaleras, sentir su respiración, me atrevo ahora a publicar el primer “poemita”, del cuaderno de mi padre::
AMOR
¿Eres mi eterno amor!.
El único consuelo de mi vida…
Bálsamo de mí herida…
Aroma no consumida
de un fuego en el que ardo.
Eres pura como una flor de nardo;
suave como su olor.
Tu entereza sostiene
mi fe, que no decae.
Tu recuerdo me trae
consuelos al dolor…
¡Oh aurora matinal, contigo viene
Todo lo único!... ¡El Amor!
Quedé muy reconfortado visitando esas vetustas piedras, Puerta y Cárcel, ¡que contradicción!, donde mi padre, paso unos meses de su vida.
Esto es memoria, memoria histórica. La mía, mi recuerdo, mi añoranza, mi cariño, mi amor y respeto para él y para aquellos de todos los colores, que sufrieron estas injusticias.
DMC