10
enero 2013, jueves. Tiempo de Navidad
DE LA PALABRA DEL DÍA
Nosotros
amamos a Dios porque él nos amó primero.
Si alguno dice “Amo a Dios” y aborrece a su hermano, es un mentiroso. 1Jn
4,19-20
¿Cómo vivir esta Palabra?
Esta
Palabra es de capital importancia en orden a nuestra Fe. Me atrevo a decir que nuestro personal comportamiento de Fe, o
es sólido o es como una tela gastada que
pronto se hace pedazos. Se trata en efecto de
apoyar el corazón y la vida en esta certeza sólida como roca. Dios no
está arriba en el cielo para premiar o
castigar. Dios está en todas partes para
amar.
Dios,
nos ama desde siempre. No se ha
despertado de sueños milenarios con el capricho de crearme. Yo soy un
irrepetible “sueño” suyo de siempre. Y, desde siempre, la iniciativa de
amar es suya. Mía es la libre respuesta.
¿Qué
respuesta? No puede ser sino la de orientar
toda la existencia para amar. He aquí el motivo por el cual, si de
verdad nos empeñamos en amar a
todos sin excluir a nadie, estamos con
Dios, en Dios, en su esencia que es verdad de amor. En caso contrario, mentimos.
La mentira existencial es también pretender vivir en compartimientos opuestos:
en uno en el que se dice amar a Dios, y en otro
en el que se odia al hermano.
Además, como a Dios no lo vemos ¿cómo se puede pretender decir que se le
ama, si su única forma visible es el hermano, la persona que nos es cercana,
que tenemos ante nuestros ojos?
Gracias
Señor por esta Palabra tuya fuerte pero grandemente terapéutica para el corazón.
Grábala en mí. Y dame valor para salir de la mentira existencial de creer
amarte, cuando no Te reconozco en los hermanos. Hazme comprender que excluir, aunque sea sólo uno de ellos, significa
excluirte a Ti.
La voz de un poeta y pensador indio
El amor, como la
muerte, cambia todo.
Gibran
Kahalil.