Hacia años que no se celebraba. Se preparo con esmero y participaron 5 carretas, la ultima era la nuestra.
Las carretas tiradas por bueyes, llevan todo el suministro. Vino, cerveza, refrescos, agua fresca y la comida, que generosamente se va repartiendo entre los que se acercan.
En mi sombrero, llevaba a la Virgen de la Encina |
Acompañan cabras, burros, ponis y caballos y vi a un camello.
Al Santo lo sacan de la Iglesia,
Grupos de parrandas y rondallas se agrupan y entremezclan y no se para de cantar, beber (la zona es de muy buen vino blanco, y en los años últimos también elaboran tinto) y de ir picando de aquí y de alla.
La gente es muy generosa y te ofrecen todo lo que tienen.
Los balcones de adornan con aperos de labranza, las mantas típicas de los pastores y ristras de mazorcas de maíz.
Al llegar a la plaza de la Iglesia, el sacerdote va bendiciendo y asperjando con agua bendita a los romeros, carretas y grupos, y se hacen ofrendas al Santo, para repartir entre los mas necesitados.
Las folias, las malagueñas y todo el rico folclore canario, no se deja de oir ni un momento.
Ya de noche, volvemos a la casa de los amigos que nos acogieron, descansamos y echamos" la arrancadilla", y en la noche ya cerrada, se oyen los timples y las guitarras y las voces generosas de los cantores, saboreando la penúltima copa, con el reflejo de la luna llena.