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13 enero 2013

AMIGOS Y SERVIDORES DE LA PALABRA



13 enero 2013. Fiesta del Bautismo del Señor
  
DE LA PALABRA DEL DIA
Tú eres mi Hijo, el amado, el predilecto. Lc, 3,22
¿Cómo vivir esta Palabra?
En esta fiesta que hace de bisagra entre el ciclo de Navidad y el Tiempo Ordinario, es bueno detenerse en esta expresión de Lucas que, por un lado vuelve a proponer el motivo que llevó al Hijo de Dios a compartir  nuestra condición humana, y por otro pide asumir un comportamiento de acuerdo con el don recibido.
La encarnación tiene una sola finalidad: permitir al hombre recuperar la propia identidad. ¿No hemos sido creados a imagen de Dios, es decir, criaturas en cuyo rostro se pueden encontrar sus rasgos, como en el rostro de un hijo se pueden encontrar los de su padre? Sí, en el Niño que hemos contemplado en Navidad, está inscrito lo que soy por vocación: frágil, limitado, expuesto al riesgo de equivocarme y de pecar y, sin embargo,  hijo de Dios.
Y el Verbo se hizo carne precisamente para que yo volviese  a percibir la dulzura de aquella llamada, demasiado tiempo sofocada por el ruido en el que me hayo inmerso: “Tú, precisamente tú, eres mi hijo”. ¡Y ya sería mucho! Pero la voz continúa, tiene  algo todavía más conmovedor que decirme: “Tú eres el amado”. Y Dios  vuelve a decírmelo  después de ‘miles fugas de casa’, mis repetidas negaciones.
Yo puedo olvidar que Dios es mi Padre, puedo intentar vivir ignorándolo o peor, excluyéndolo de mi vida, ¡pero Él no! Él sigue llamándome hijo, hijo mío. Él sigue  contemplando este rostro que he desfigurado con el pecado, en el de su Hijo, el Unigénito. Y sigue  encontrándome bello, con aquella belleza que yo mismo ignoro. Sigue llamándome “el amado”.
Mi Dios y Padre que me persigues con tu llamada de amor, tratando de  arañar la dureza de este corazón que ha vagado demasiado lejos de Ti, incluso cuando era puntual a tus citas, pero como adormilado… Despiértame al amor, vuelve a darme el impulso del hijo que se echa en tus brazos decidido a vivir profundamente ser “el amado”.

La voz de una testigo
Creer es descubrir ser amados por Dios, es entregarse totalmente a este amor respondiendo  al amor con amor.               Chiara Lubich