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15 mayo 2010

EL MOLINO DE VIENTO Y JESUS DEL LLANO

No es noticia, ni es agradable ver al Molino de Viento desmochado, como si hubiera perdido sus atributos de molino, sus aspas, que le dan la fuerza para poder realizar su función, la de moler el grano, para hacer la harina. Un invierno duro y unos vientos tan fuertes, nos castraron al molino. ! Pobre Molino!

Ya  no seria el monstruo, que viera Don Quijote, y que arremetiera contra él, con esa locura, de nuestro genial  cuerdo.

Al verlo  así desvaído y roto, recuerdo la leyenda del robo de la Cruz de plata de Jesús del Llano, que el fundador del Santuario, Don Pedro García Delgado encargara a orfebres cordobeses,  con remates de oro, de una calidad artística fuera de lugar.
Muchas veces me hablo mi padre  de esta  historia y leyenda, que le contó, cuando tenia 9 años   su abuelo Diego, que llegó a Baños para casarse con la que seria mi tatarabuela Juana en 1867, cuando  el primer robo fue en 1859 y muy pronto el  segundo y definitivo de la preciada Cruz, y lógicamente era un tema, del que aun se hablaba.

Parece ser que fueron dos, un paisano y un forastero los que perpetraron el robo.

Estando el Santuario, fuera  del casco urbano (extra muros, dicen las crónicas), sin luz ni vecinos y solo el mismo al cuidado de viejos santeros, no era difícil.

Aprovechando la oscuridad y una noche con viento y lluvia fuerte, los ladrones amedrentaron y amordazaron a los cuidadores, que tranquilamente descansaban en sus catres y se llevaron la Cruz.

Al llevar las caras cubiertas, no pudieron ser reconocidos ni dar razón a la Autoridad.
Los ladrones, con el peso y las dimensiones de la Cruz, la enterraron en un estercolero, en una de las muchas canteras del llano.
Baños quedo consternado, y cuadrillas de voluntarios se lanzaron por los campos y alrededores en su búsqueda o en algunos rastros. Pero todo fue inútil.

El pesar iba en aumento, se hicieron rogativas y misas especiales, se llegó a pensar que era una señal, los más pesimistas que era un castigo.

A los pocos días (tres días señala el documento de 1866 ya citado en otras ocasiones), un zagal, que tenia unos cerdos paciendo, vio como al hozar entre la basura, apareció un objeto brillante; se lo comento a sus padres que avisaron al alguacil y en presencia de las autoridades y numerosos vecinos, entre curiosos y devotos, fue desenterrada, que una vez limpia, fue trasladada con solemnidad al Santuario, donde se coloco de nuevo la Imagen del Señor, y se celebro solemne acción de gracias y procesión alrededor del Santuario.

Pero los ladrones, plantearon de nuevo el robo, con mas medios y a través de la puerta lateral de la iglesia,  que violentaron, pudieron sacar con facilidad la Cruz y provistos de buenas caballerías, lo mas seguro, amparados por la oscuridad de la noche, debieron de tirar por la sierra, y cruzar la raya de Portugal, donde venderían la Cruz, de la que no se volvió a saber nada.

Parece ser, según contaban, que la familia del ladrón de Baños, soltero, dijo a vecinos y a cuantos preguntaban por el que había emigrado a las Américas.

Ya de edad madura volvió rico, comprando casa, tierras y quiso invertir ese dinero (fruto de la venta de la Cruz), y se le ocurrió construir unos molinos para el trigo,  de los que Baños carecía, teniendo que llevar el grano a otras localidades.
Levantó  uno de  viento, el que nos referimos,  restaurado en los años ochenta del siglo pasado, situado en lo alto del pueblo, cerca de donde estuvo la Ermita de Santa Eulalia, y su calle, y el otro movido por las aguas del Rumblar, cerca de Valhondo, que llamaron “Jacarero”, por ser este su mote.

Según cuenta la leyenda, la justicia divina, no olvidó lo sucedido y un fuerte vendaval destruyo las aspas (como el de este año), la cubierta, la maquinaria y herrajes y dejó solo los muros, como lo conocimos. El invierno siguiente, muy lluvioso, causó grandes crecidas en el río, que arrancaron de cuajo el caz y penetrando las aguas destrozaron la tosca maquinaria del molino del  “Jacarero”.
 Cuenta la leyenda que el  dueño, viejo ya, no había de vivir mucho, en el lecho de muerte confesó su felonía, y arrepentido moriría en paz y tranquilidad de conciencia.
Nadie se atrevió a reconstruir los molinos para ponerlos de nuevo en marcha.  En el Censo del Marques de Ensenada, de  1752, aparece sin uso., y no se volvió a poner en marcha.
Al ver el Molino, así, sin aspas, desmochado,  de nuevo destrozado por la fuerza del viento, me vino a la memoria, la Leyenda de la Cruz de plata de Jesús del Llano y el Molino Viejo de Baños.
DMC.