Poco a poco, paso a paso hemos recorrido el Santuario, ya llegamos al objetivo, el Camarín; hemos caído de rodillas ante Jesús Crucificado y hemos quedado prendados de él, de su serenidad, de su bondad, del afecto que nos muestras, hemos quedado admirados ante la visión que se nos presenta, ante esta joya del barroco andaluz, que tenemos delante; no sabemos para donde mirar, nos ha inundado la luz, la luz del Cristo de la Luz, como era conocido, en un pequeño humilladero, antes de que D. Pedro Garcia Delgado, elevara, desde sus cimientos esta maravilla de Santuario, para dar culto y ornato a Cristo Crucificado, y se completara con su Camarin.
Es como estar en el Cielo, es un trozo de Cielo, que nos sujeta como imán al piso para no irnos, y siempre donde miremos, el Cristo Crucificado, por delante, de costado, reflejado en los espejos, con esa serenidad y paz que nos trasmite. Miramos, elevamos la vista. Es tan hermoso, tan pleno, todo cubierto, el “horror al vacío” de Barroco.
En el expediente formado a la vista de las visitas practicadas a las Fundaciones y al Santuario del Santo Cristo de el Llano, suscrito en Baños de la Encina, el 13 de abril de 1867, que se conserva en el archivo diocesano, dirigido al Sr. Obispo de Jaén, por el Visitador Don juan José Forcada se hace una descripción del Santuario y del Camarínn, maravillosa, que por su interés se reproduce literalmente, y dice así:
“Se puede decir que la historia y vicisitudes de la rehedificación (sic) del Santuario del Sto Cristo del Llano extramuros de
Hasta aquí la descripción de 1867. Hay que decir en honor a la verdad que -aparte breves alusiones- quien describió en primer lugar el Camarín de Jesús Crucificado del Llano fue D. Juan Muñoz-Cobo, en el folleto “Baños de
Después, en 1977, lo haría el profesor de Arte de
Pasamos a describir someramente el Camarín, al que se accede por la sacristía; es espacioso, de planta cuadrada cuyos lados presentan entrantes y salientes que se corresponden con la estructura del alzado.
Partiendo del zócalo se elevan complicados estípites con capiteles corintios, marcando así los ejes del primer cuerpo. Una gran hornacina con arco de medio punto abocinado comunica el camarín con el templo y lo hace visible; está decorado por un entretejido de tallos y hojas salpicados de juguetones putti, pájaros exóticos y espejos geométricos. En los cuatro ángulos del recinto hay otros tantos templetes sostenidos por estípites rematados por cúpulas. En las hornacinas que forman hay tallas en yeso con imágenes de los cuatro evangelistas y la Virgen Dolorosa. (Se han retirado al pertenecer a la restauración de 1960, que no fue muy afortunada, desconociendo que se hará con estas imágenes).
Una gran cornisa a modo de entablamento, con profusas involuciones, se levanta sobre nuevos estípites formando más hornacinas con sus respectivas imágenes, dos superpuestas en cada lado, excepto en el lado que da al templo donde sólo hay una.
A ambos lados de estas hornacinas superiores hay sendos óculos abocinados con voluminosos adornos vegetales y sorpresivos mascarones, cuyos largos bigotes se mezclan con la decoración.
El espacio se llena profusamente de hornacinas, doseles, placas, brotes de hojas carnosas, pájaros exóticos, angelotes, volutas.... todo bien conjuntado y diferenciado por franjas de espejos.
La parte inferior queda ocupada iconográficamente por los cuatro evangelistas con sus símbolos en las esquinas, más una Virgen Dolorosa (frente a la puerta de acceso) y una inmaculada (de espaldas al Cristo, frente al templo)- algo más elevadas, pequeñas esculturas de santos de diversas órdenes religiosas, ángeles músicos, niños y otras figuras alegóricas. En las hornacinas superiores aparecen San Juan y San Pedro (arriba y abajo, respectivamente) de espaldas al Crucificado; Santiago y San Bartolomé (en el mismo orden) sobre la puerta y San Andrés y San Simón frente a ella; San Pablo está colocado sobre el arco que comunica con el retablo.
Todo este espacio queda cubierto por una cúpula de anillo poli lobulado, montada sobre trompas que llevan cuatro espejos rectangulares en los ángulos de sustentación. El intradós de la cúpula está gallonado por estípites, figurando en su base nuevas imágenes. De espaldas al Cristo aparece
Termina estrechándose en una linterna con ocho vanos, donde los motivos decorativos se vuelven a repetir en los lados opuestos.
La morfología del camarín no se corresponde con el aspecto exterior del templo. Desde fuera vemos en la cabecera del templo un cuerpo prismático que supera en altura al resto de la construcción, con pilastras cajeadas en sus tres caras visibles, puestas hacia las esquinas sin llegar al suelo, entre las pilastras y a media altura, en las tres caras, se sitúan dos ventanas circulares abocinadas que coinciden con los óculos interiores. Una cornisa une los capiteles de las pilastras mediante un friso corrido antes de llegar al alero del tejado piramidal, espacio que se aprovecha para poner cuatro óculos en cada cara. Aquí, en el lado norte se lee la fecha de 1744. En el lado oeste, debajo de las ventanas circulares, hay una ventana ciega sobre cornisa con moldura de orejones, viéndose en el centro del dintel un escudo muy orlado con la inscripción "Ave María".
Nota: Termino con el recorrido del Santuario y Camarín de Jesús del Llano, con el deseo y la esperanza de verlo de nuevo abierto al culto, será el momento de volver a él. Pero como saben soy un loco enamorado de ese templo, y no descarto, insistir en este magnifico y espectacular monumento que tenemos en Baños.
DMC.
[Algunos datos sacados del “Proyecto de Restauración de la Ermita del Cristo del Llano de Baños”, por D. Esteban Fernández Navarro. Granada].