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28 febrero 2012


28 DE FEBRERO DÍA DE ANDALUCÍA. FELICIDADES
Siempre se siente la tierra donde un nació y no hacen falta fechas para tener un recuerdo de la patria chica. Pero hoy, Día de Andalucía, nuestra Andalucía, se ve uno mas morriñoso, y recuerda días y días vividos en ella y días y días alejado, por tener que buscar trabajo fuera de sus límites, por tener que emigrar.

Hoy desde la distancia levanto mi copa y brindo por aquella tierra que me vio nacer, y por todos los andaluces, que tenéis la dicha de vivir allí y por tantos y por tantos miles y miles, que vivimos fuera y que siempre la añoramos. ¡Va por todos ustedes!

DMC

26 febrero 2012

COMPARSAS EN LA CALLE ANIMAN EL CARNAVAL DE DÍA



La prensa de hoy domingo, hablan del exito de la jornada de ayer, y cifran en unas 200.000 las que estuvimos en la calle disfrutando del carnaval . Esa comparsa anima e invita a los niños, siempre el futuro a paticipar en sus bailes y coreografías.
DMC





LOS INCIANOS CON EL  FIDEL CASTRO CHICHARRERO

De regreso de la isla de la Palma, de asistir a la maravillosa fiesta de los Indianos, nos encontramos con Fidel Castro. Me acerque a saludarlo  y a preguntar por su salud, física y mental, porque hace unos pocos años, lo apuñalaron en la calle. Ha vuelto al carnaval con ganas y bríos.

Me preguntó que es lo que habíamos sacados de Cuba, y tristemente le dije, que allí había poco por no decir nada.

Seguimos disfrutando del  CARNAVAL  DE DÍA.

DMC
CARNAVAL DE DÍA EN S/C DE TENERIFE
Hace unos años, tuvieron la buena idea de celebrar el Carnaval de día. Desde medio dia y hasta las seis de la tarde, las calles de  Santa Cruz de Tenerife, se llena de mascaras, disfraces, grupos, orquestas, grupos coreográficos, comparsas. En los diversos escenarios, orquestas de baile, famosos cantantes. Mesones, bares, y kioscos abarrotados, y niños y mayores disfrutando, de una mañana maravillosa y soleada. un gran acierto. Hablan de mas de cien mil personas.


Laa orquesta nos eleita en la Plaza del Chicharro y al terminar se traslada a otro rincon de la ciudad.
DMC

24 febrero 2012

TIEMPO DE CUARESMA

- Abrir las prisiones injustas
- Hacer saltar los cerrojos de los cepos


- Dejar libres a los oprimidos
- Partir tu pan con el hambriento


- Hospedar a los pobres sin techo
- Vestir al que ves desnudo


- No cerrarte a tu propia carne.

ENTONCES BROTARÁ TU LUZ COMO LA AURORA.
Y EL SEÑOR TE DIRÁ: ¡AQUÍ ESTOY


¡Feliz camino hacia la Pascua!

(De un correo recibido de una aniga. Gracias Rosi)

22 febrero 2012

MENSAJE DEL PAPA BENEDICTO XVI PARA LA CUARESMA 2012.

 
«Fijémonos los unos en los otros para estímulo de la caridad y las buenas obras» (Hb 10, 24)

Queridos hermanos y hermanas


La Cuaresma nos ofrece una vez más la oportunidad de reflexionar sobre el corazón de la vida cristiana: la caridad. En efecto, este es un tiempo propicio para que, con la ayuda de la Palabra de Dios y de los Sacramentos, renovemos nuestro camino de fe, tanto personal como comunitario. Se trata de un itinerario marcado por la oración y el compartir, por el silencio y el ayuno, en espera de vivir la alegría pascual.

Este año deseo proponer algunas reflexiones a la luz de un breve texto bíblico tomado de la Carta a los Hebreos: «Fijémonos los unos en los otros para estímulo de la caridad y las buenas obras» (10,24). Esta frase forma parte de una perícopa en la que el escritor sagrado exhorta a confiar en Jesucristo como sumo sacerdote, que nos obtuvo el perdón y el acceso a Dios. El fruto de acoger a Cristo es una vida que se despliega según las tres virtudes teologales: se trata de acercarse al Señor «con corazón sincero y llenos de fe» (v. 22), de mantenernos firmes «en la esperanza que profesamos» (v. 23), con una atención constante para realizar junto con los hermanos «la caridad y las buenas obras» (v. 24). Asimismo, se afirma que para sostener esta conducta evangélica es importante participar en los encuentros litúrgicos y de oración de la comunidad, mirando a la meta escatológica: la comunión plena en Dios (v. 25). Me detengo en el versículo 24, que, en pocas palabras, ofrece una enseñanza preciosa y siempre actual sobre tres aspectos de la vida cristiana: la atención al otro, la reciprocidad y la santidad personal.

1. “Fijémonos”: la responsabilidad para con el hermano.

El primer elemento es la invitación a «fijarse»: el verbo griego usado es katanoein, que significa observar bien, estar atentos, mirar conscientemente, darse cuenta de una realidad. Lo encontramos en el Evangelio, cuando Jesús invita a los discípulos a «fijarse» en los pájaros del cielo, que no se afanan y son objeto de la solícita y atenta providencia divina (cf. Lc 12,24), y a «reparar» en la viga que hay en nuestro propio ojo antes de mirar la brizna en el ojo del hermano (cf. Lc 6,41). Lo encontramos también en otro pasaje de la misma Carta a los Hebreos, como invitación a «fijarse en Jesús» (cf. 3,1), el Apóstol y Sumo Sacerdote de nuestra fe. Por tanto, el verbo que abre nuestra exhortación invita a fijar la mirada en el otro, ante todo en Jesús, y a estar atentos los unos a los otros, a no mostrarse extraños, indiferentes a la suerte de los hermanos. Sin embargo, con frecuencia prevalece la actitud contraria: la indiferencia o el desinterés, que nacen del egoísmo, encubierto bajo la apariencia del respeto por la «esfera privada». También hoy resuena con fuerza la voz del Señor que nos llama a cada uno de nosotros a hacernos cargo del otro. Hoy Dios nos sigue pidiendo que seamos «guardianes» de nuestros hermanos (cf. Gn 4,9), que entablemos relaciones caracterizadas por el cuidado reciproco, por la atención al bien del otro y a todo su bien. El gran mandamiento del amor al prójimo exige y urge a tomar conciencia de que tenemos una responsabilidad respecto a quien, como yo, es criatura e hijo de Dios: el hecho de ser hermanos en humanidad y, en muchos casos, también en la fe, debe llevarnos a ver en el otro a un verdadero alter ego, a quien el Señor ama infinitamente. Si cultivamos esta mirada de fraternidad, la solidaridad, la justicia, así como la misericordia y la compasión, brotarán naturalmente de nuestro corazón. El Siervo de Dios Pablo VI afirmaba que el mundo actual sufre especialmente de una falta de fraternidad: «El mundo está enfermo. Su mal está menos en la dilapidación de los recursos y en el acaparamiento por parte de algunos que en la falta de fraternidad entre los hombres y entre los pueblos» (Carta. enc. Populorum progressio [26 de marzo de 1967], n. 66).

La atención al otro conlleva desear el bien para él o para ella en todos los aspectos: físico, moral y espiritual. La cultura contemporánea parece haber perdido el sentido del bien y del mal, por lo que es necesario reafirmar con fuerza que el bien existe y vence, porque Dios es «bueno y hace el bien» (Sal 119,68). El bien es lo que suscita, protege y promueve la vida, la fraternidad y la comunión. La responsabilidad para con el prójimo significa, por tanto, querer y hacer el bien del otro, deseando que también él se abra a la lógica del bien; interesarse por el hermano significa abrir los ojos a sus necesidades. La Sagrada Escritura nos pone en guardia ante el peligro de tener el corazón endurecido por una especie de «anestesia espiritual» que nos deja ciegos ante los sufrimientos de los demás. El evangelista Lucas refiere dos parábolas de Jesús, en las cuales se indican dos ejemplos de esta situación que puede crearse en el corazón del hombre. En la parábola del buen Samaritano, el sacerdote y el levita «dieron un rodeo», con indiferencia, delante del hombre al cual los salteadores habían despojado y dado una paliza (cf. Lc 10,30-32), y en la del rico epulón, ese hombre saturado de bienes no se percata de la condición del pobre Lázaro, que muere de hambre delante de su puerta (cf. Lc 16,19). En ambos casos se trata de lo contrario de «fijarse», de mirar con amor y compasión. ¿Qué es lo que impide esta mirada humana y amorosa hacia el hermano? Con frecuencia son la riqueza material y la saciedad, pero también el anteponer los propios intereses y las propias preocupaciones a todo lo demás. Nunca debemos ser incapaces de «tener misericordia» para con quien sufre; nuestras cosas y nuestros problemas nunca deben absorber nuestro corazón hasta el punto de hacernos sordos al grito del pobre. En cambio, precisamente la humildad de corazón y la experiencia personal del sufrimiento pueden ser la fuente de un despertar interior a la compasión y a la empatía: «El justo reconoce los derechos del pobre, el malvado es incapaz de conocerlos» (Pr 29,7). Se comprende así la bienaventuranza de «los que lloran» (Mt 5,4), es decir, de quienes son capaces de salir de sí mismos para conmoverse por el dolor de los demás. El encuentro con el otro y el hecho de abrir el corazón a su necesidad son ocasión de salvación y de bienaventuranza.

El «fijarse» en el hermano comprende además la solicitud por su bien espiritual. Y aquí deseo recordar un aspecto de la vida cristiana que a mi parecer ha caído en el olvido: la corrección fraterna con vistas a la salvación eterna. Hoy somos generalmente muy sensibles al aspecto del cuidado y la caridad en relación al bien físico y material de los demás, pero callamos casi por completo respecto a la responsabilidad espiritual para con los hermanos. No era así en la Iglesia de los primeros tiempos y en las comunidades verdaderamente maduras en la fe, en las que las personas no sólo se interesaban por la salud corporal del hermano, sino también por la de su alma, por su destino último. En la Sagrada Escritura leemos: «Reprende al sabio y te amará. Da consejos al sabio y se hará más sabio todavía; enseña al justo y crecerá su doctrina» (Pr 9,8ss). Cristo mismo nos manda reprender al hermano que está cometiendo un pecado (cf. Mt 18,15). El verbo usado para definir la corrección fraterna —elenchein—es el mismo que indica la misión profética, propia de los cristianos, que denuncian una generación que se entrega al mal (cf. Ef 5,11). La tradición de la Iglesia enumera entre las obras de misericordia espiritual la de «corregir al que se equivoca». Es importante recuperar esta dimensión de la caridad cristiana. Frente al mal no hay que callar. Pienso aquí en la actitud de aquellos cristianos que, por respeto humano o por simple comodidad, se adecúan a la mentalidad común, en lugar de poner en guardia a sus hermanos acerca de los modos de pensar y de actuar que contradicen la verdad y no siguen el camino del bien. Sin embargo, lo que anima la reprensión cristiana nunca es un espíritu de condena o recriminación; lo que la mueve es siempre el amor y la misericordia, y brota de la verdadera solicitud por el bien del hermano. El apóstol Pablo afirma: «Si alguno es sorprendido en alguna falta, vosotros, los espirituales, corregidle con espíritu de mansedumbre, y cuídate de ti mismo, pues también tú puedes ser tentado» (Ga 6,1). En nuestro mundo impregnado de individualismo, es necesario que se redescubra la importancia de la corrección fraterna, para caminar juntos hacia la santidad. Incluso «el justo cae siete veces» (Pr 24,16), dice la Escritura, y todos somos débiles y caemos (cf. 1 Jn 1,8). Por lo tanto, es un gran servicio ayudar y dejarse ayudar a leer con verdad dentro de uno mismo, para mejorar nuestra vida y caminar cada vez más rectamente por los caminos del Señor. Siempre es necesaria una mirada que ame y corrija, que conozca y reconozca, que discierna y perdone (cf. Lc 22,61), como ha hecho y hace Dios con cada uno de nosotros.

2. “Los unos en los otros”: el don de la reciprocidad.

Este ser «guardianes» de los demás contrasta con una mentalidad que, al reducir la vida sólo a la dimensión terrena, no la considera en perspectiva escatológica y acepta cualquier decisión moral en nombre de la libertad individual. Una sociedad como la actual puede llegar a ser sorda, tanto ante los sufrimientos físicos, como ante las exigencias espirituales y morales de la vida. En la comunidad cristiana no debe ser así. El apóstol Pablo invita a buscar lo que «fomente la paz y la mutua edificación» (Rm 14,19), tratando de «agradar a su prójimo para el bien, buscando su edificación» (ib. 15,2), sin buscar el propio beneficio «sino el de la mayoría, para que se salven» (1 Co 10,33). Esta corrección y exhortación mutua, con espíritu de humildad y de caridad, debe formar parte de la vida de la comunidad cristiana.

Los discípulos del Señor, unidos a Cristo mediante la Eucaristía, viven en una comunión que los vincula los unos a los otros como miembros de un solo cuerpo. Esto significa que el otro me pertenece, su vida, su salvación, tienen que ver con mi vida y mi salvación. Aquí tocamos un elemento muy profundo de la comunión: nuestra existencia está relacionada con la de los demás, tanto en el bien como en el mal; tanto el pecado como las obras de caridad tienen también una dimensión social. En la Iglesia, cuerpo místico de Cristo, se verifica esta reciprocidad: la comunidad no cesa de hacer penitencia y de invocar perdón por los pecados de sus hijos, pero al mismo tiempo se alegra, y continuamente se llena de júbilo por los testimonios de virtud y de caridad, que se multiplican. «Que todos los miembros se preocupen los unos de los otros» (1 Co 12,25), afirma san Pablo, porque formamos un solo cuerpo. La caridad para con los hermanos, una de cuyas expresiones es la limosna —una típica práctica cuaresmal junto con la oración y el ayuno—, radica en esta pertenencia común. Todo cristiano puede expresar en la preocupación concreta por los más pobres su participación del único cuerpo que es la Iglesia. La atención a los demás en la reciprocidad es también reconocer el bien que el Señor realiza en ellos y agradecer con ellos los prodigios de gracia que el Dios bueno y todopoderoso sigue realizando en sus hijos. Cuando un cristiano se percata de la acción del Espíritu Santo en el otro, no puede por menos que alegrarse y glorificar al Padre que está en los cielos (cf. Mt 5,16).

3. “Para estímulo de la caridad y las buenas obras”: caminar juntos en la santidad.

Esta expresión de la Carta a los Hebreos (10, 24) nos lleva a considerar la llamada universal a la santidad, el camino constante en la vida espiritual, a aspirar a los carismas superiores y a una caridad cada vez más alta y fecunda (cf. 1 Co 12,31-13,13). La atención recíproca tiene como finalidad animarse mutuamente a un amor efectivo cada vez mayor, «como la luz del alba, que va en aumento hasta llegar a pleno día» (Pr 4,18), en espera de vivir el día sin ocaso en Dios. El tiempo que se nos ha dado en nuestra vida es precioso para descubrir y realizar buenas obras en el amor de Dios. Así la Iglesia misma crece y se desarrolla para llegar a la madurez de la plenitud de Cristo (cf. Ef 4,13). En esta perspectiva dinámica de crecimiento se sitúa nuestra exhortación a animarnos recíprocamente para alcanzar la plenitud del amor y de las buenas obras.

Lamentablemente, siempre está presente la tentación de la tibieza, de sofocar el Espíritu, de negarse a «comerciar con los talentos» que se nos ha dado para nuestro bien y el de los demás (cf. Mt 25,25ss). Todos hemos recibido riquezas espirituales o materiales útiles para el cumplimiento del plan divino, para el bien de la Iglesia y la salvación personal (cf. Lc 12,21b; 1 Tm 6,18). Los maestros de espiritualidad recuerdan que, en la vida de fe, quien no avanza, retrocede. Queridos hermanos y hermanas, aceptemos la invitación, siempre actual, de aspirar a un «alto grado de la vida cristiana» (Juan Pablo II, Carta ap. Novo millennio ineunte [6 de enero de 2001], n. 31). Al reconocer y proclamar beatos y santos a algunos cristianos ejemplares, la sabiduría de la Iglesia tiene también por objeto suscitar el deseo de imitar sus virtudes. San Pablo exhorta: «Que cada cual estime a los otros más que a sí mismo» (Rm 12,10).

Ante un mundo que exige de los cristianos un testimonio renovado de amor y fidelidad al Señor, todos han de sentir la urgencia de ponerse a competir en la caridad, en el servicio y en las buenas obras (cf. Hb 6,10). Esta llamada es especialmente intensa en el tiempo santo de preparación a la Pascua. Con mis mejores deseos de una santa y fecunda Cuaresma, os encomiendo a la intercesión de la Santísima Virgen María y de corazón imparto a todos la Bendición Apostólica.

Vaticano, 3 de noviembre de 2011


BENEDICTUS PP. XVI



D De  la
Web Católico de Javier

21 febrero 2012

LOS INDIANOS DE LA PALMA
  LUNES DE CARNAVAL

La verdad,  es que estar estos días en la isla de La Palma, además de pasar unos días con mi hija, era asistir a esta gran fiesta, única, distinta a todas, que es la de Los Indianos.

La Palma, ultimo puerto en la ruta de América, mantuvo ese contacto y rara es la familia, por no decir que ninguna, que no haya pasado por Cuba o tenga familia, abuelos y antepasados cubanos.

El tabaco, la caña de azúcar y el ron, se mantuvieron en esta orilla, y  esta fiesta es un recuerdo que aquellas épocas.

Los “Indianos” emigrados a Las Indias, volvían muchos  de ellos ricos y poderosos, y llegaban al puerto con sus bártulos, sus ropas blancas de lino, sus sombreros y bastones y las pamelas y con un buen puro en la boca.

Traían las maletas llenas de pesos, y acompañados de sirvientas negras. La Negra Tomasa.

Los Indianos es una parodia de aquello que se ha consolidado de tal manera, ue ayer estuvimos mas de 75.000 “indianos” en sus calles y plazas.

Santa Cruz de la Palma es una ciudad bellísima, con hondas raíces coloniales, con una población que ronda los 18.000 habitantes, por lo que se puede calcular como  estaba la ciudad.
Polvos y polvos
Se incorporaron los polvos de talco, se cubre la ciudad de blanco y te vas resbalando suavemente por las calles.

Claro no lo dije, el  atuendo, el “uniforme” es blanco o tonos beis, imitando principios del siglo pasado, guayaberas; así el blanco de los polvos se nota menos, pero terminado uno blanco, empolvado. Seis o siete mil kilos se tiran todos los años (pobre servicio de limpieza).

Por toda la ciudad, el ingenio inventa maquinas de echar polvos de talco, con cañones y tanquetas, que nos van cubriendo  de la olorosa polvacera.

En la plaza de  la Constitución, convertida para este día en la Plaza de Cuba, ingenios, sacan el jugo a la caña de azúcar, para hacerte sobre la marcha el fresco mojito.

Además los ritmos cubanos, tan arraigados en la isla se oyen por todas las esquinas, que hacen que los pies se muevan sin parar. El “son cubano”, los grandes cantantes imitados por grupos. La calle Real, Odaly, La Avenida de los Indianos, la Avenida Marítima, hasta la Alameda.

Las batucadas, atraían a un público deseoso de disfrutar, oír, bailar y cantar a ese ritmo frenético.

Eugenia Paiz y David Sanz, en el periódico “Diario de Avisos” de esta mañana dicen que  “Los Indianos nacen cada año renovados, y en este nuevo alumbramiento blanco incorporó espacios como el puerto capitalino, en la eclosión de una fiesta que transforma a propios y a extraños, a grandes y a pequeños y cuyo reflejo invade cualquier rincón, dejando de lado el individualismo del disfraz, para emerger con una única pero poderosa forma de vida carnavalera, al más puro estilo del palmero y del cubano “recién llegado”.
Indiano bañusco
La chanza y la guasa, la carcajada y el jolgorio, fueron denominador común del indiano, como viene ocurriendo desde hace 50 años. “Esta fiesta es la más grande, la más libre y la más sana para los sentidos” decía ayer uno de los fundadores de la fiesta, nacida de la improvisación y las ganas de juerga de unos cuantos amigos cinco décadas atrás.
Maquina para char polvos
 La calle entera se cubrió desde bien temprano de linos blancos, de elegantes pamelas, de grandes baúles y de la ostentación propia del nuevo rico, que alardeó cuanto quiso de la fortuna conseguida en su emigración a Cuba para huir de las precariedades de épocas pretéritas.”

Como en años anteriores, a la doce llegaba el barco de Fred.Olsen, cargado hasta los topes (pos pasajes estabas agotados desde hace meses) de indianos de Tenerife, que se unen al festejo y que regresan en el barco a las 4 de la mañana, ya que es imposible obtener plaza en hotel, apartamento o familia que ya no dan mas.

Exprimindo la caña
Pasajero distinguido, recibido por numerosos palmeros, encabezado por el Sr. Alcalde, llegaba la Negra Tomasa, emblemático personaje de esta fiesta.
Indianos
 Recorrer las calles, pararse con los grupos, y en las preciosas plazas, acercarse al kiosco a tomar una arepa, una caña o un mojito, seguir los ritmos y ver pasar a los indianos con sus atuendos.
La pareja de indianos
Algo único y sorprendente.
Hay que volver otro año a disfrutar de la fiesta de los Indianos de Santa Cruz de la Palma.
Empolvados

DMC


EL ROQUE DE LOS MUCHACOS Y EL OBSERVATORIO ASTROFÍSICO

Después de mis muchos años viniendo a La Palma, claro eran visitas rápidas de trabajo, nunca había tenido la oportunidad de subir al Roque de los Muchachos.

Este es  el nombre que se le da al pico rocoso que forma el punto más alto de la isla de La Palma.


 La altura máxima asciende a 2.426 m sobre el nivel del mar, lo que hace de La Palma la segunda isla más alta del archipiélago, después de Tenerife. En el Roque de los Muchachos, debido a la gran calidad del cielo, se sitúa el Observatorio Astrofísico del Roque de los Muchachos.

 El Roque de los Muchachos cierra la Caldera de Taburiente por su zona norte.

 Desde la cumbre se puede ver Tenerife, La Gomera y El Hierro, en los días claros. En este sólo se veía  sobre un manto de nubes, el Teide.


El nombre de Roque de los Muchachos proviene de la forma del mismo, pues son una serie de pequeños roques de unos 3 metros de altura, que se asemejan a un grupo de muchachos. Hoy está esta zona acotada, para mantener el encanto y que no sea pisado por los miles de visitantes que acuden a diario.

Había estado cerrado el acceso por la nieve, y al abrirse, fuimos muchos lo que quisimos subir, para ver el sitio, el entorno y la nieve. A medio día la temperatura era de 2 grados y el viento helado y molesto.

El Observatorio del Roque de los Muchachos fue inaugurado por los Reyes de España en 1985 y pertenece al Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC).

 Debido a la localización de La Palma y a la altura que alcanza sobre el nivel del mar, numerosos telescopios han sido construidos en el Roque de los Muchachos (Término municipal de Garafía).

La ubicación geográfica, en medio del Atlántico, y el peculiar clima provocan la formación de nubes entre los 1000 y 2000 m de altura, que hacen de espejo e impiden que la contaminación luminosa de las poblaciones de la costa dificulten la observación de las estrellas.

 En 1975 se crea el Instituto de Astrofísica de Canarias y en ese año el ayuntamiento de Garafía le cede terreno en el Roque de Los Muchachos para sus instalaciones.

 En 1984 entran en funcionamiento varios telescopios y un año después se produce la inauguración oficial de las instalaciones.

 En los siguientes años y década posterior se irían instalando más telescopios gracias a los acuerdos de internacionalización firmados en 1979.

 En 1998 el gobierno español aprobó la construcción del Gran Telescopio Canarias (GTC). Dos años después, en 2000, el Príncipe de Asturias colocó la primera piedra del complejo.

El Gran Telescopio Canarias, de 10,4 metros de diámetro. Su realización respondió a un proyecto español con la participación de Estados Unidos y México. Es el mayor telescopio del mundo.

 Ese mismo año se concretaría la cesión al IAC de terrenos en Breña Baja para el futuro Centro Común de Astrofísica en la Palma (CALP). En el 2003 se instalaría el mayor telescopio robótico del mundo, el Telescopio Liverpool.

El Grupo de Telescopios Isaac Newton (ING) es el fruto de la colaboración de Reino Unido, Países Bajos e Irlanda y está constituido por: el Telescopio William Herschel (WHT) es el telescopio más grande de Europa. Tiene 4,2 m. de diámetro y fue instalado en 1987 el Telescopio Isaac Newton (INT) de 2,5 m, utilizado para descubrir los objetos celestes más brillantes.

Hicimos nuestro muñeco de nieve y aprovechamos para tirarnos unas bolas de nieve recordando nuestros años jóvenes.

Bajamos por la cara norte, donde había aun mucha nieve, y la temperatura era aun mas baja, con neblina y sensación mucho mas invernal.

Una mañana preciosa y un paisaje de ensueño.

DMC.

(Todas las fotos en mi galería  de Picasa)