LAS MIGALDIAS
Estuve dos mañanas dándome un baño en Las Migaldías, donde en casa llamábamos "La Casilla", pues la hubo, de Santos seguramente, que la Confederación obligaría a tirarla, llegamos a ver algún muro y prácticamente el solar.
Este año esta imponente el lugar; los pinos llegan hasta el agua, y las jaras y juncos salen del agua. La lluvia, colmató el embalse y aunque ha bajado un poco, nada comparable con otros estíos de años secos.
El rio arrastró mucha maleza y quedan troncos, varados en las orillas, pero el agua está limpia y los peces, en lucha continua del grande con el chico, nadan asustados; el agua está muy agradable.
El paraje es muy solitario; la carretera está mal en algunos tramos y hace falta llevar un coche adecuado.
Pero el sitio es idílico; la sierra y las dehesas al frente, los pinos frondosos; "Piedras Bermejas", granito con esos colores bermellones tan característicos a los lados.
El poblado del hombre primitivo, con vistas a La Atalaya, y a la Verónica: Peñalosa, Piedras Bermejas y la Verónica, casi a la vista, pero siempre la misma cultura, la misma gente, los mismos pasos, los mismos cultivos, el mismo temor y la misma vigilancia , para ver llegar, en su caso a los enemigos.
Buena zona de níscalos en su época y de paseos por esos campos, en primavera cubiertos de hierba, florecillas, gamonitos, manzanilla, jaras y cardillos morados de un día.
Es una bendición un sitio así, una suerte, una alegría poder disfrutarlo. ¡Cuidemos siempre el campo ¡, al volver lo encontraremos como lo dejamos.
DMC