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23 enero 2009

PAULINA ALTOZANO MORALEDA. (1922-2005) MISSIONERA FRANCISCANA DE MARIA

Paulina Altozano Moraleda nació en Baños de la Encina el día 25 de mayo de 1922, en una familia de 9 hermanos, hija de Doña María Moraleda Altozanoy Don Inocente Altozano Ruiz, en la casa paterna del principio de la actual calle Trinidad, en el entorno familiar la llamaban Puly.
Su juventud trascurre entre Baños, La Carolina, su madre era de allá y Madrid, donde le coge el inicio de la Guerra Civil. En Madrid, un sacerdote Redentorista la encamina a la Orden de Franciscanas Misioneras de María, que fundara Hélène de Chappotin de Neiville, en el años 1877, María de la Pasión, su nombre religioso, nació en 1839 en Nantes (Francia) y falleció en 1904 en Roma, donde esta enterrada en la Casa General de Vía Giusti. En Madrid frecuenta el Hospital de San Francisco de Asís que regentan las Franciscanas Misiones de María en la Capital.
Regresa a Baños y trata con todas las niñas del pueblo y lleva una vida muy alegre y habla con sus padres del deseo de irse al convento y entrar en esta Orden.

Y en 1946 marcha a Pamplona (seis meses de postulante y dos de noviciado), a la Casa que llaman “Las Blancas”; en 1948 la destinan, como su primera misión, a La India y después de una breve estancia en Roma sale con otras monjas para su destino.

Me contó en una ocasión su accidentado viaje, en un barco mercante, con escasas condiciones para vivir. Una mañana fueran a recoger la ropa que habían tendido en la cubierta, pero no estaba, se la habían robado. Pasaron la travesía mareadas, pues el tiempo fue malísimo

Pero si accidentado fue el viaje que duró 17 dias no menos difíciles fueron los primeros días en La India. El calor, la humedad, la adaptación al agua y las comidas y unas fuertes diarreas que la Hermana Paulina creyó, en sus palabras, que esos serían sus últimos dias, con la tristeza de verse tan lejos de la patria, de Baños, su pueblo y sobre todo de, sus padres y hermanos.

Pero pasado unos días fueron mejorando y poco a poco se fueron adaptando y Paulina se integró de tal manera, que además del inglés, que lo hablaba con toda fluidez y el italiano, como idioma oficial de la Orden, aprendió diversos dialectos y como mejor se sentía era vistiendo el sari (traje nacional indio). No contaba muchas cosas, pues no se daba importancia (ella sabría las penalidades que pasó y lo que vio), era muy prudente, pero si me hablaba de como salían por la mañana con un carro a recoger los cadáveres, que enterraban o como en una gran salón que tenía el convento, a la caída de la tarde iban llegando hombres y mujeres hindúes desheredados a pasar la noche; por todo equipaje llevaban una esterilla que le servia de cama. Por la mañana después de un aseo muy superficial, y de tomar algo que le daban en el convento, eran mas de 300 diarios, regresaban a vivir, diría a mal vivir a la calle.

En 1966 muere en Baños su hermana Encinita, no puede llegar al entierro, pero unos días después y viene a España para estar con sus padres.
En 1972 muere su madre Doña María, y no puede volver a España hasta el año siguiente, coincidiendo con los días de mi boda, que fue el 28 de junio de 1973 en Toledo, a la que asiste y es el momento de conocer a cuñados y sobrinos nuevos y pasado el verano regresa a la India. María Pilar y yo fuimos, entre otros muchos a despedirla a Barajas y recuerdo como iba cargada con el equipaje de mano, después de haber pagado, la familia, bastante de exceso de equipaje. Todo en la India es necesario (había pedido material de quirófano) y no quería dejar nada de lo que familiares y amigos le habían regalado. Después de tantos años parecía un extranjera.

Está en India otros cinco años y ya en los años 1978-79 regresa a Europa, a Roma donde está en la Casa General para adaptarse de nuevo a la vida europea, y regresa a Navarra.
Ese verano en Baños, me entero que se tenía que marchar a “Las Blancas” de Pamplona y yo de broma me ofrezco a llevarla desde Baños y ella me dijo, “yo os doy alojamiento”, y así fue como desde Baños, haciendo noche en Madrid, nos fuimos para el norte, en un coche Renault 14 que yo tenía. Comimos en Burgos, después de ver detenidamente su catedral magnifica y llegamos a la hora de cenar. El Convento es muy grande, tenía granja de cría de cerdos y vacas lecheras y terreno de cultivo y frutales. Delante del convento, una casita que era para los hortelanos la habían arreglado para las familias de las monjas y allí estuvimos María Pilar y yo, y haciendo las comidas en el convento.

Puly nos acompañó a Javier y alrededores. Luego nos enteramos que para estar lista desde las 9 que salíamos de excursión, se quedaba por las noches cuidando a las monjas mas ancianas y enfermas. A media mañana íbamos a la vaquería, que es cuando las monjas que la atendían paraban para desayunar, huevos fritos con chorizo. Por la noche, recuerdo, nos quedábamos de tertulia, hasta una hora prudencial y sacaban el Pacharán, del cuarto de la Superiora,
Unos días edificantes, tratados con una sencillez y un cariño, difícil de olvidar. Una noche Pilar y yo nos fuimos a cenar a Pamplona (el convento estaba a las afueras), regresamos en un taxi y al llegar estaban asomadas a las ventas esperando nuestro regreso, hasta que entramos en la casa. Eran años muy conflictivos con la ETA,

Regresa a Madrid y a petición del Sr. Arzobispo, va con otras 3 hermanas a un pueblecillo de la provincia, donde improvisan una casa para su estancia y están un tiempo hasta que la misión encargada por el Sr. Arzobispo esta cumplido, En la comunidad hay cuatro monjas.
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De nuevo en Roma a la Casa General en Vía Giusti, donde está enterrada la fundadora y reside la madre General y todo su equipo: y allí nos vamos una semana, en febrero, de 1999 aprovechando que son carnavales en Tenerife. El convento ocupa toda una manzana, y hay cuatro comunidades, que hacen vida independiente, y para las familias tienen una hospedería y pensión completa; no cobran nada y cada cual, si quiere y puede, da una limosna. Comíamos con las monjas y a la misma hora (solo para el desayuno había un comedorcito para las familias, pues se levantaban muy temprano). Nos hicieron un recibimiento cariñosísimo a la hora de la cena y tuvimos que agradecerles su acogida, entregando un obsequio que llevábamos a la Superiora; pasaron todas las españolas e hispanas a saludarnos, a darnos planos de Roma, y buenos consejos.
Nos acompañó a la audiencia general de los miércoles del Papa en el Vaticano, nos consiguió las invitaciones, en la famosa Aula de Pablo VI, con la asistencia de más de 12,000 personas. Terminada la audiencia, entramos en la Basílica de San Pedro y allí nos encontramos y saludamos a Paloma Gómez Borrero, corresponsal de la Emisora de la Iglesia en Roma y al también periodista de deportes José María García.

Pateamos físicamente la ciudad, recorrimos las Basílicas Menores con ella (a San Pablo Extramuros fuimos por nuestra cuenta), los Foros y visitamos el puerto de Ostia, con todas sus ruinas. La visita a los Museos Vaticanos, le pedimos que no nos acompañara Una noche salimos a cenar los cuatro (también iba nuestra hija Beatriz) a una tratoria en la Plaza Nabona

Dos días estuvimos en otra Casa General en Grottaferrata, es una ciudad de 20.000 habitantes, en la provincia de Roma, en la zona de las colinas Albanas, que forma parte de los Castelli Romani. La localidad es conocida por su “Abbazia di Santa María”, fundada en 1004 por San Nilo da Rossano. En una de sus capillas se pueden ver frescos de Domenichino.

Hicimos una excursión en coche , por Rocca di Papa que había nevado, el lago Albano y Castel Gandolfo, en la región del Lacio, que dista 18 kilómetros de Roma donde está la residencia de descanso del Papa. El Convento es inmenso, la iglesia es como una catedral y la Comunidad usa una capilla, ya que hace mucho frío y es muy costoso el calentarla. La finca tiene más de dos mil olivos y miles de vides y cientos de árboles frutales. En otros tiempos tuvieron fábrica de aceite, bodega, animales de carga, tractores, hurta y siembras. Hoy no llevan las monjas la finca directamente, pero si hacen un aceite magnifico y vino que distribuyen en sus casas, así como las frutas y verduras, que congelan. En las casas que he estado, siempre ponen vino en la mesa. La comida era muy buena y abundante, pero muy sencilla, sopa, pasta, pescado y carne a veces, siempre en las mesas hay una buena colección de ricos quesos y una cesta de fruta. Regresamos edificados, con sensaciones y recuerdos, difíciles de explicar, pero reconfortados y desde luego fortalecidos en nuestra fe.

Estuvo en Santa Cruz de Tenerife, en nuestra casa una semana, la invitamos y le enviamos el pasaje; dias muy intensos y de permanentes recuerdos. En Baños pasó por nuestra casa y en el Libro que tenemos en la Bodega, para nuestros “ilustres” visitantes, nos escribió:

“Un encuentro inolvidable en una casa acogedora donde se respira paz, y cariño. El Señor os bendiga a los tres y os conserve en la alegría de una familia unida".
                                  [Paulina f.m.m. 9.4.2004]

Al cumplir las Bodas de Oro, como monja, le enviamos un centro de flores con los colores vaticanos, que supimos le hizo mucha ilusión y tuvo una audiencia especial , con el Papa Juan Pablo II, asistiendo a la Santa Misa, que celebra todos los días a las siete de la mañana en su capilla privada.Paulina, nos dejó y se fue a la Casa del Padre, como anunciaron la muerte de Juan Pablo II, el día 14 de febrero de 2005, como lo hacen los sanos y personas privilegiadas, sin que lo notaran, sin ruido, en el silencio de su celda, sola con Dios. Murió en la Casa de Grottaferreta y fue enterrada en el cementerio del convento.
Sirva este sencillo relato, de parte de mis vivencias, con la Hermana Paulina, paisana muestra, tía carnal de mi mujer, como un homenaje y reconocimiento, a una mujer que entregó su vida a los demás durante sesenta años de monja, de ellos treinta en La India. Que nos sirva de ejemplo como persona tolerante, alegre, comprometida, entregada, alegre, cariñosa y llena de Dios. Cuando murió sus pertenencias no llenaron una caja de zapatos. Muchas fotografías, son de su álbum que nos lo dio en Roma.
Descanse en la paz del Señor, la Hermana Paulina Altozano Moraleda, Franciscana Misionera de María.
DMC