En el principio del verano de 1964, había terminado el Preuniversitario en Linares y con un grupo de amigos y compañeros del Instituto planeamos unos días de camping en Baños.
El sitio no podía ser otro que el Tamujoso y elegimos el llanete que hay al final antes de la colilla hacia la zona norte.
Unos nos vinimos en bicicleta desde Linares, (había pocos coches y escaso peligro) pero las tiendas, sacos de dormir y pertrechos los embarcamos en el coche de Mariano.
Estuvimos una semana. Al llegar a Baños recorrimos el pueblo y apañamos para llevar todo el equipo al Tamujoso y ya con las últimas luces sobre el Navalmorquí y con el primer centellear del carburo, terminamos de montar las dos tiendas.
Algo sudorosos… ¿Qué mejor que un baño a la luz de la luna para relajarse y dormir a pierna suelta con nuestros veinte años?.
Fueron unos días de total tranquilidad y vida en el campo. Todo el día y por la noche estábamos en el agua. No recuerdo bien pero nos dejaron una barca, de las de Baños (que venían de Don Benito) y así pudimos recorrer gran parte del Pantano de la Picoza al muro y de Peñalosa a las colas del Morquihuelo.
Por la mañana temprano íbamos a Baños a por el pan y alguna cosa que nos faltaba.
El tiempo pasó demasiado deprisa y cuando volvimos, yo ya me quedé en casa de mis padres, estábamos tan negros del sol, que ni nos conocían, eso si antes del regreso y desmontar el campamento, tuvimos la preocupación de dejar todo aquello como lo habíamos encontrado, bueno allí si dejamos muchas cosas, nuestros recuerdos, nuestros pensamientos, nuestro gozo de aquellos días, nuestros sueños de futuro.
Cada uno de nosotros (Luís, Higinio, Paco, Jose, Esteban) seguimos caminos distintos, pero esos días de amistad, de convivencia, de autentica naturaleza pasados en Baños, seguro que no se han podido olvidar a ninguno de nosotros. Yo lo recuerdo con afecto y han pasado ya … años.
DMC
Fueron unos días de total tranquilidad y vida en el campo. Todo el día y por la noche estábamos en el agua. No recuerdo bien pero nos dejaron una barca, de las de Baños (que venían de Don Benito) y así pudimos recorrer gran parte del Pantano de la Picoza al muro y de Peñalosa a las colas del Morquihuelo.
Por la mañana temprano íbamos a Baños a por el pan y alguna cosa que nos faltaba.
El tiempo pasó demasiado deprisa y cuando volvimos, yo ya me quedé en casa de mis padres, estábamos tan negros del sol, que ni nos conocían, eso si antes del regreso y desmontar el campamento, tuvimos la preocupación de dejar todo aquello como lo habíamos encontrado, bueno allí si dejamos muchas cosas, nuestros recuerdos, nuestros pensamientos, nuestro gozo de aquellos días, nuestros sueños de futuro.
Cada uno de nosotros (Luís, Higinio, Paco, Jose, Esteban) seguimos caminos distintos, pero esos días de amistad, de convivencia, de autentica naturaleza pasados en Baños, seguro que no se han podido olvidar a ninguno de nosotros. Yo lo recuerdo con afecto y han pasado ya … años.
DMC