Pasada La Carolina, a ala derecha la entrada, entre arboles
nos lleva a la plaza, donde dejamos el coche en la plaza.
En las fachadas de las casas |
La plaza es sencilla, pero amplia. Preguntamos por el museo
y nos mandas a una calle mas abajo, donde una señora tiene la llave.
En las fachadas de las casas, escudos, armas y las cadenas
de Miramamolin, que quedaron en los escudos.
Buscamos a la señora, que nos abre la puerta de su casa. Nos
dice que la exposición de abre por la tarde, pero que con gusto nos la enseñaría,
pero debemos esperar un poco, ya que tiene el puchero al fuego.
La mañana esta fresca
y paseamos esperando.
Sale Carmen Colomina Motsalve de
su casa, y dos mas abajo, ya vemos el cartel que anuncia la Exposición. Es la
calle Real y según la información el horario es de 17,00 a 20,30, señalando
que es temporal.
Doña Carmen nos cuenta que la
organiza la Asociación de Vecinos con una pequeña ayuda de la Diputación. (Los
carteles, alguna banderola y poco más) Que ellos pagan el alquiler, que se
turnan para atender el horario y que los estandartes y banderolas y otros objetos los han confeccionado ellos y
han recogido vestigios, como puntas de flecha, monedas y útiles diversos de la época
Llega otro de los colaboradores
don Ramón Hervás de Haro jubilado y amante de su pueblo y entusiasta de la
Batalla.
Se quejan amargamente, que todo se haya ido a Santa Elena, donde se monto, para mi un poco exagerado y con poco contenido (tuvimos ocasión de visitarlo , y solo hay paneles, vídeos y nada original, y en todos sentidos demasiado ampuloso), ya que alli eran "colorados" y ellos no.
Con gran esfuerzo montaron esta
exposicion, pagando el alquiler mensual, la limpieza y la atención al público.
Consiguieron el famoso cuadro de
Halen, que esta en el Senado y otro de Úbeda.
Se perdería de nuevo, incorporándose
a la Corona de Castila definitivamente por el Fernando III El Santo, en 1225.
Flechas originales. Col, particular |
Agradecidos de su amabilidad, después
de hablar de Baños, su Castillo, la Parroquia de San Mateo, así como el Camarín, nos despedimos, emplazándolos
en Baños, para poder atenderlos, lo mejor posible.
Desde una calle quedaba la
general vimos el Castillo, lo que queda, resto vivo de la Batalla y de esa
época.
DMC