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02 febrero 2012


DIA 2 DE FEBRERO NUESTRA SEÑORA DE CANDELARIA. TENERIFE
PLAZA DE CANDELARIA Y MONUMENTO "EL TRIUNFO DE LA VIRGEN"
Una de las principales “puertas” por donde se entraba a la ciudad y que recibía a todo aquel que llegaba tras salir del muelle. Se trata de un espacioso solar que continúa dando la bienvenida a nuestros visitantes y que sirve de expansión ciudadana en cualquier tipo de manifestación festiva, o simplemente como paseo a cualquier vecino de la ciudad.
Plaza de Candelaria
Su origen se remonta hacia finales del Siglo XVI aunque es en el Siglo XVIII cuando aparece la plaza como tal. Ha tenido varios nombres: Plaza del Castillo, por el desaparecido Castillo de San Cristóbal, Plaza de la Pila, cuando recibe a la Pila (primer ornato escultórico de Santa Cruz) en su recinto. Otros nombres fueron: Plaza Real, Plaza de la Constitución, y recibe en 1956 su actual nombre de Plaza de la Candelaria.
1839. Lámina el libro de Sabino Berthelot
Encontramos el monumento “El Triunfo de la Virgen de Candelaria” (Pascuale Bocciardo) de 1778 en el se puede ver a la patrona de Tenerife, representando su aparición a los guanches, consta de una pirámide coronada por la Virgen de Candelaria. Bajo la Virgen aparecen cuatro estatuas de tamaño natural representando a los Mecenyes (reyes) de los cuatro reinos de la isla del bando de paces.

En esta plaza se encuentran ejemplares de Palmera Cubana y Flamboyan.


El Triunfo de la Candelaria es uno de los principales monumentos escultóricos de la ciudad de Santa Cruz de Tenerife, (Tenerife, Canarias, España). También conocido como Obelisco de la Candelaria, fue donado en su día por Bartolomé Montañez, como complemento de la cruz de mármol que él mismo había regalado unos años antes con el fin de completar la ornamentación de la Plaza de la Pila, llamada así porque en ella se encontraba una fuente que desde principios del siglo XVIII abastecía de agua potable a la población de Santa Cruz y a los barcos que fondeaban en su puerto, y actualmente llamada Plaza de la Candelaria. El monumento está dedicado a la Virgen de Candelaria, a quien el Archipiélago Canario tiene por Patrona de Canarias.

 El monumento, de mármol esculpido por Pasquale Bocciardo en 1768 (Hernández Perera, 1961), tenía originalmente una altura aproximada de 11 metros. Sobre una base cuadrada descansa un soporte con volutas y finos adornos florales de mármol. En el soporte hay cuatro estatuas de mármol que representan a otros tantos guanches, que custodian la imagen de la Virgen de la Candelaria, colocada en la cima de una pilastra piramidal. Como se ve en las láminas de los libros de Sabin Berthelot (1839) y de Olivia Stone (1887), en la base había cuatro putti cabalgando sobre delfines, esculpidos también en mármol, que representaban las estaciones. Estaban bastante deteriorados, pues habían sido mutilados por dos soldados ingleses en 1825 . Cuando se remodeló la plaza en 1928 se quitaron y desaparecieron. A pesar de la falta de esas pequeñas figuras que adornaban el pedestal, sigue siendo un elemento escultórico de alto valor artístico, y seguramente el más popular e importante de todos los que adornan las calles de Santa Cruz.

 En los cuatro laterales del prisma que soporta la pilastra se encuentran cuatro inscripciones.

 En una se recuerda la razón de la colocación de la Virgen: "Esta sacra pirámide se erige monumento de cristiana piedad para eterna memoria de la aparición de Candelaria, imagen de María Santísima cuyo sagrado bulto adoraron en esta isla los gentiles 104 años antes de la predicación del Evangelio"

En la segunda se dice: "Los conquistadores la aclamaron patrocinio especial de Tenerife. Los isleños patrona general de las Canarias. Adórala que es imagen de aquella augusta madre de Dios que por los hombres se hizo hombre".

 En la tercera se señala que "los regios sucesores de Tenerife, coronados de flores y trayendo por cetros majestuosos las áridas canillas de sus padres, reverenciaron oculto numen en esta santa imagen, vieron la luz de Dios entre las sombras, y la invocaron en todas sus conquistas".

La cuarta inscripción nos dice quién fue su donante y en qué fecha se erigió: "A expensas y cordial devoción del capitán D. Bartholomé Antonio Montañez, castellano perpetuo del castillo real de la marina de Candelaria, año de Ntro. Señor Jesu Christo MDCCLXXVIII, el X del pontificado de Ntro. Ssmo. padre Clemente XIII y el IX de la proclamación en Madrid de Ntro. catholico rey y señor,D. Carlos III".

Clemente XIII fue elegido papa en 1758 y murió en 1769. Carlos III subió al trono español en 1759.

El contenido de esta cuarta inscripción sirve de eterna lección de cronología histórica. En efecto, estamos acostumbrados a una manera de contar los años con el nacimiento de Cristo como referencia inicial. Y olvidamos que hubo, y hay, otras maneras de contar el tiempo. En la inscripción el tiempo se cuenta de tres modos diferentes: 1) cronología o era cristiana (año de Ntro. Señor MDCCLXXVIII, o sea 1778); 2) cronología del papa Clemente XIII (año X del pontificado de Ntro. Ssmo. padre Clemente XIII, es decir 1768 ya que Clemente XIII fue elegido papa en 1758); 3) cronología del rey Carlos III (año IX de la proclamación de Carlos III de España, es decir 1768, pues Carlos III sucedió a su hermano Fernando VI en 1759). Por lo general, los que se acercan a la inscripción desconociendo u olvidando que además de la era cristiana hay otras maneras de contar el tiempo, señalan que el Triunfo se puso en la plaza en 1778. Los que atienden también a las otras cronologías comprenden que hay un evidente error (Peraza de Ayala, 1976; Santos, 2008), y que en realidad la fecha correcta es 1768. Entre otras razones porque la cronología de los papas finaliza con su muerte, iniciándose la cronología del papa siguiente, y en 1778 Clemente XIII llevaba nueve años enterrado (y su sucesor, Clemente XIV, también llevaba enterrado cuatro, ya que el papa de 1778 era Pío VI). La historia está llena de esos errores, por eso en otro tiempo se decía que la geografía y la cronología son los dos ojos de la historia.


Son muchos los libros de viajes escritos en los siglos XIX y XX que describen y hablan del Triunfo, pues hasta bien entrado el siglo XX fue el primer monumento y símbolo religioso que encontraban los viajeros al bajar del barco que los había llevado a Tenerife. Bory de Saint Vincent (1803) fue uno de los primeros en publicar las inscripciones. Y Sabin Berthelot (1839) fue el primero que editó una lámina del Triunfo. Viendo la pobreza de la plaza principal de aquella población convertida ya en capital de Canarias, podemos acertar a comprender el valor que entonces representaba el monumento, y por qué aparecía como importante símbolo de Santa Cruz.

DMC.