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06 mayo 2011


EL SANTUARIO DE LA VIRGEN DE LA ENCINA. HISTORIA 
Y REFERENCIAS  EN LAS CRÓNICAS 
           

            El Santuario de la Encina, a poco de más de cuatro kilómetros de Baños, con camino,  que sigue en parte el curso de la antigua calzada romana de Iliturgi a Toledo, se edificó en etapas sucesivas y sobre otro primitivo que debió ser mucho más pequeño, de finales del siglo XIII y principios del XIV, como revelan ciertas piezas arquitectónicas halladas en las inmediaciones: columnas y fustes, así como capiteles de un pre-románico, probablemente del Santuario primitivo. En el siglo XVII se hizo una notable y definitiva ampliación y reestructuración, quedando como en la actualidad.

            La Crónica “Hechos del Condestable Don Miguel Lucas de Iranzo” habla del Santuario de la Virgen con referencia al año 1466 al relatar las luchas de banderías entre el Condestable de Castilla -apoyando al rey Enrique IV- y los maestres de Calatrava don Pedro Girón, y de Santiago don Juan Pacheco. Después de abastecido el Castillo de Baños por Ramón de Corbera, dice Pedro de Escavias, probable autor de la Crónica:

    
                            “Y llegando a Señora Santa María del Enzina, que es a media legua de Baños, fallaron ay dos batallas de cavalleros en que avría treçientos roçines e larga gente de pié de las çibdades de Jahén y Andújar, quel señor Condestable les avía enbiado en socorro...”.
           

            El libro “Fundaciones de Úbeda”, anterior a la edificación del Santuario de Jesús del Llano, terminado a finales del siglo XVIII, tiene la siguiente referencia a la Patrona de Baños:
Baños desde la  Virgen de la Encina
    
                        Al norte de Bailén, a una legua de distancia está Baños; tiene una Parroquial antigua dedicada a Nuestra Señora y la moderna de San Mateo. La Ermita de la Señora que llaman de la Encina por haberse hallado su Santa Imagen en el hueco de una encina, es antiquísima, assí la Santa Imagen como la Ermita y de mucha devoción por quien ha obrado la Magestad de Dios muchas maravillas. Por haber desacatado y maltratado Moros en una entrada que hicieron en esta Santa Casa, un caballero llamado Sancho Vizcaíno la reparó y trajo Bula de Indulgencia para los que ayudasen con sus limosnas para su reparo y ornato. Créese que estaba enterrado en esta Ermita en un sepulcro de mármol blanco que en ella se halló y descubrió cuando se abrieron las zanjas para el edificio nuevo que se ha hecho. Hay también en esta Villa las Ermitas siguientes: De Santo Domingo, de San Sebastián, San Ildefonso, Santa Olalla y el humilladero del Santo Xpt º”.

            El citado libro, reproducido en folletón por el periódico El Industrial  de Jaén en 1896, debió ser del siglo XVII en su versión original. La portada actual del Santuario de la Virgen corresponde a lo que llama ”edificio nuevo” y lleva la fecha de 1622 en la cartela de la clave del arco. Al referirse el autor a otras Ermitas, no habla del Santuario de Jesús del Llano, sino del “humilladero” anterior a él, y como la fachada de este templo lleva fecha de 1682, hay que deducir que entre los años 1622 y 1682 se debió escribir el libro.

            Lo cierto es que el Santuario de la Virgen de la Encina es muy antiguo en su parte posterior conservada, cuya construcción es bastante tosca en lo que se refiere al camarín especialmente, y su sillarejo  parece de finales del siglo XIV o principios del XV, muy anterior a la portada y nave que son de principios del XVII.

            Por su interés a efectos de antigüedad, a la vez que por su originalidad, destaca la escritura de fundación de la Capellanía establecida el 3 de agosto de 1605 por Diego Galindo en la Parroquial de Baños, que dispone entre otras cosas: “Mando que se dé para que sirba en la hermita de Nuestra Señora de la Encina, una borrica prieta que yo tengo, y esto porque así es mi voluntad”. Sin duda, se refiere al Santuario primitivo, aún si reformar, como se deduce de la fecha de la escritura.

            Don Martín Ximena Jurado, racionero de la Catedral de Toledo nacido en Villanueva de Andújar (ahora de la Reina), escribió y publicó en 1652 su meritísima obra “Catálogo de los Obispos de las Iglesias Catedrales de la Diócesis de Jaén y Anales Eclesiásticos deste Obispado”, y en ella habla de las Iglesias de Baños mencionando el Santuario de la Virgen de la Encina, pero no cita el de Jesús del Llano, por la sencilla razón de que aún no se había construido.
El escudo de Baños

            Se sabe por tradición oral que los franceses, durante la Guerra de la Independencia, saquearon el Santuario y robaron los candelabros de plata y otras joyas que después no aparecieron.

            La gran lámpara de plata que luce en la Parroquia se salvó porque seguramente estaba en ella entonces. Fue donada a principios del siglo XVIII por un ilustre hijo de Baños y en el borde superior se lee: “ESTA LÁMPARA LA DIO EL GL. Dn FRANco. TIRADO Ð CVENCA  Ð LIMOSNA A NRA. SEÑORA DE LA ENCINA, AÑO 1708”. La lámpara está provista de cadenas caladas y afiligramadas que sostienen el recipiente principal, de gran tamaño; la pieza superior de la que pende tiene forma de campánula y toda ella está cincelada con brío, rematando por abajo en macolla provista de anilla. Lleva escudos grabados y repujados a cuatro cuarteles y el primero y tercero pueden corresponder a la familia Delgado, de mucho abolengo e importancia durante los siglos XVII y XVIII y ser de los Tirado los cuarteles opuestos. Sus marcas son castillo y torre y P con “o” minúscula superpuesta; debajo ARRAG. Corresponde al taller del orfebre castellano (madrileño) PEDRO PARRAGA, según he deducido de otra marca similar existente en el tesoro de la antigua Colegiata de Talavera de la Reina. Este orfebre trabajó mucho en Madrid..

            A mediados del siglo XIX, las desamortizaciones privarían de bienes a las capellanías fundadas para mantener el culto y  entre los años 1936 y 1939 se culminaría lo demás:, con la  destrucción del órgano, de la imagen de la Virgen, de las demás de los altares laterales y del retablo barroco con estípites del que se conserva fotografía, que pudiera atribuirse a Diego o Francisco Briones, retablistas de mediados del siglo XVIII. Se conserva en el arco toral sobre la capilla mayor, el escudo de la Villa en yeso sin colores que, contra lo que se ha escrito por don Francisco Olivares Barragán en su notable obra “Jaén y sus cien pueblos” de 1987, seguramente influido por el pintor y dibujante don Manuel de la Paz Mosquera, el “campo” no es de sinople (verde) sino de oro. Don José de Rújula, marqués de Ciadoncha, dispone correctamente el blasón de Baños que debe llevar corona real (abierta o cerrada) porque fue siempre villa “realenga”, su campo es de oro por igual razón y sobre él, encina de sinople y la Virgen en la copa con el Niño Jesús en los brazos, flanqueada por dos castillos de piedra. Una estampación del sello municipal que figura en hoja blanca de papel antes de los “Privilegios”, dispone el escudo de la misma forma y parece del año 1625.
           
            Debe de destacarse que un ejemplar del “Misal Giennense” algo deteriorado, mandado imprimir en Sevilla en casa de Juan Vara, por el obispo de Jaén cardenal Merino (1523-1534), pero que no lo fue hasta 1538 ya muerto el cardenal, junto con otro ejemplar manuscrito del “Breviario Giennense" de pequeñas dimensiones aunque bastaste gruesa, fueron retirados del Santuario de la Encina por el deán y gobernador del Obispado don José Martínez de Mazas el 14 de abril de 1795 y llevados a Jaén, en cuyo museo catedralicio se conservan. También es interesante recordar que hasta el año 1936 existió en la parroquia de San Mateo un gran cuadro al óleo del pintor local del siglo XIX, don Pedro Rueda Ortega. Representaba la aparición de la Virgen de la Encina al labrador, con su arado y yunta de bueyes ante la encina, que manaba aceite por una hendidura del tronco y era recogido por un grupo de mujeres y niños. Debió pintarse cuando era prior de la parroquia el insigne sacerdote don José Jurado Lara (1883-1891) y ante este altar se cantaba la Salve solemne todos los sábados. Aún existen en poder de particulares réplicas más pequeñas con parecido motivo.

(Del libro de mi padre “Baños de la Encina: Un vviaje por su historia milenaria”. Jaen, 1988)
DMC


SANTA MARÍA DE LA ENCINA, DE LA QUE BAÑOS TOMA SU NOMBRE, SIEMPRE EN EL CORAZÓN , EN RECUERDO DE CUANTOS LA ACOMPAÑARON Y YA ESTÁN CON ELLA PARA SIEMPRE .



Dibujito de mi padre

            La imagen de esta Virgen debió venerarse en Baños desde tiempos remotos; era ingenua y sedente con el Niño Jesús tallado en la misma madera, que pudieron esconder nuestros antepasados mozárabes ente las profanaciones de la morisma, aparecida -según piadosa tradición- en 1225 ó 1226, una vez que Alfonso VIII y su nieto Fernando III el Santo habían consolidado el imperio de la Cruz en estas tierras señoreadas por el majestuoso Castillo.

            Como tantas otras, nuestra Virgen sufrió los embates de la absurda vorágine de 1936, pero pudo salvarse el Niño Jesús barroco, superpuesto al imponerse en los siglos XVII y XVIII, el uso de vestir con manto a las imágenes de talla. Fue recogido por una mujer piadosa con el pretexto de llevarlo a sus hijos pequeños para que jugaran y así se salvó para que la imagen -del escultor Amadeo Ruiz Olmos- lo lleve ahora en sus brazos. La primitiva era gótica como tantas otras de Castilla y del norte, la cara de la actual tiene notable parecido con la original. Yo alcancé a ver ésta, observando en mi juventud que los brazos del sillón y sus salientes debieron ser aserrados cuando se le vistió al manto.

            Un labriego cuyo nombre no ha llegado a nosotros, araba con sus bueyes tierras de encinar cerca de la Cuesta de los Santos; observó una fuerte luz y la Señora le llamó la atención desde lo alto de una encina y le pidió que se le diese culto y se edificase un santuario. La encina del prodigio o un retoño de ella subsiste en el cercano Chaparral de Medinilla, y para ejemplo de los que dudan de todo, las bellotas de la rama donde la Virgen se apareció y solamente éstas, se siguen produciendo con la silueta de la bendita imagen grabada en la corteza.

            Ante tales hechos y el manantial de aceite que surgió del tronco de la encina para socorro de los desvalidos, fue natural que se avivase la fe de Baños, que en delicioso paraje le hizo su templo para que desde el camarín -ahora vacío- pudiera ver la Señora el pueblo de sus amores.

            En los documentos antiguos se da a la población el solo nombre de BAÑOS, pero en el siglo XVIII y especialmente en el XIX se le empieza a llamar BAÑOS DE LA ENCINA y así aparece en los sellos municipales.

              Llegado el Año Santo Mariano de 1954, mi padre era alcalde desde 1952,  propuso a la Corporación Municipal que se levantara un sencillo monumento a nuestra Patrona en la Plaza Mayor de la Villa, como ya se había hecho en el verano de 1952 a la Inmaculada Concepción en la barriada minera de El Centenillo, perteneciente al municipio de Baños, propuesta a la que se añadió otra solicitando al Gobierno de la nación que se dieran a la población los títulos de “Muy Ilustre y Mariana Villa” por llevar en su nombre el de la advocación de su Patrona y el de “Excelencia” a su Ayuntamiento que ya figuraba como “Ilustrísimo” en documentos antiguos.

            El entonces Ministro de la Gobernación a quien competía el caso, pidió el informe preceptivo a la Real Academia de la Historia, que designó como ponente al académico Padre Ángel Custodio Vega, cuyo informe favorable fue publicado en el Boletín de la Academia (tomo CXXXIII, pág.301) y reunido el Consejo de Ministros, acordó por Decreto de la Jefatura del Estado de 22 de junio de 1956, acceder a todo lo solicitado.

                                              
            El día 9 de mayo de cada año, fecha de la Aparición de la Virgen avalada por una tradición de siete siglos, acudían los devotos de Baños  y de otros lugares de la comarca en sencilla y ferviente romería para celebrar la fiesta en el Santuario, que desde no hace muchos años se trasladó al segundo domingo de mayo, y aunque perdió con la mudanza parte de su sabor tradicional, ha ganado en asistencia, entablándose como siempre nobles y pintorescos pugilatos entre nativos y foráneos por si la Virgen ha de mirar o no a Guarromán, que acaban siempre a satisfacción de todos. También es costumbre inveterada  que a la Virgen la lleven en andas las mujeres y para asegurarse el puesto atan sus pañuelos de romería a los varales del trono.

            Ahora, los hombres la cogen para llevarla, desde San Marcos o Jesús del Camino, que de nuevo se forma la procesión, con estandartes, cetros, fieles y música, para entrar de manera triunfante en el recinto del Santuario, entre los vivas de presentes y acompañantes  y, el repique de la campana y el sonido de los cohetes.

          La Virgen tuvo Cofradía propia hasta el siglo XIX, que se fundió con la Esclavitud de  Jesús del Llano.
             El bastón de mando, se lo regaló mi padre, siendo Alcalde, y me enorgullece, decirlo y verlo muchos años entre  sus manos. Hoy lleva otro, no se desde cuando, pero es mi deseo que el que dono mi padre con tanto cariño, se conserve en el inventario de la Cofradía y si no fuera ya de su gusto y agrado, que se devuelva a la familia.

(Del Libro de mi padre “Baños de la Encina: Un viaje por su historia milenaria”. Jaén 1988)
DMC.