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EL REY SAN FERNANDO Y BAÑOS
" El enigma del lugar del nacimiento de San Fernando, hijo del matrimonio válido, pero sin licencia papal por parentesco de los padres, Alfonso IX de León y Doña Berenguela, hija de Alfonso VIII de Castilla. no está -ni probablemente lo estará nunca- definitivamente resuelto, pero al relacionarse por algún historiador la concesión de Privilegios y término a la villa de Baños con el posible nacimiento del santo rey en la misma, se hace necesario tratar el hecho con las naturales reservas y sin afán polémico, porque el maestro en Sagrada Teología don Francisco de Rus Puerta que lo asegura en su curiosa "Corografía antigua y moderna del Reyno y Obispado de Jaén" fue prior de Bailén en el siglo XVII y visitador del Obispado, diciendo sin trabas que San Fernando nació "en la villa de Baños, deste obispado, dichoso y feliz por haber en ella recibido los primeros alientos este esclarecido Príncipe"
No puede olvidarse que la tradición local está a favor de la tesis de Rus Puerta, quien por haber sido párroco de Bailén hizo frecuentes visitas a Baños -villa muy próxima-, conoció y comprobó lo que se decía en ella "de padres a hijos" y vio nuestros documentos porque era historiador y aficionado a examinar archivos. Su "Historia Eclesiástica del Reyno y Obispado de Jaén", publicada en 1634, es obra de mérito que figura en lugar de honor en las principales bibliotecas y sigue siendo consulta por los interesados en conocer cuanto al Santo Reino de Jaén y a su diócesis se refiere.
Rus Puerta, sacerdote erudito de su tiempo, es contemporáneo de sos ilustres historiadores giennenses: el padre Francisco de Vilches, de la Compañía de Jesús, natural de Baeza, a quien debemos "Santos y Santuarios del Obispado de Jaén" (1653) y don Martín Ximena Jurado, sacerdote natural de Villanueva de Andújar (hoy de la Reina), autor de los célebres "Anales" (1654) que se consultan continuamente por la multitud de datos históricos, tradiciones y documentos que contienen, referentes a nuestra diócesis.
El padre Vilches recibió información en Córdoba, de "cierto caballero curioso que había residido algún tiempo en la villa de Baños", de que San Fernando había nacido en ella; afirma que lo "oyó decir" y lo participó a su amigo Rus Puerta, quien "hizo diligencia en Baños con gente anciana", requirió información suficiente y dedujo que "es común tradición y sentimiento derivado de padres a hijos, que el Privilegio de término privativo que poseen, se les dio por haber parido en Baños la Reyna Doña Berenguela al Santo Rey", prosiguiendo así: "Nació pues don Fernando que por su vida inculpable y santa muerte alcanzó el nombre de Santo, por el año 1199 en la villa de Baños... llególe en esto a la Reyna la hora del parto estando en el Castillo de Baños, ganado ya de los moros, y en él dio a luz al mundo a su hijo primogénito don Fernando. Tornóse a perder este Castillo y últimamente se recuperó después de la Batalla de las Navas de Tolosa", debiendo recordarse que la segunda conquista de que tenemos noticia fue hecha en expedición conjunta por Alfonso VIII de Castilla y Alfonso IX de León, abuelo y padre respectivos de San Fernando, en el año 1189. En este lapso de diez años nació el santo rey y debe tenerse en cuenta que del siglo XII hay obras de cristianos en nuestra fortaleza, destacando la Torre del Homenaje.
Expuestos los hechos pura y simplemente, habría que agregar que si San Fernando no hubiese nacido en Baños -porque las razones en contra son inconsistentes- hizo renacer la villa a la fe cristiana al conquistarla definitivamente y levantar la Cruz en ella. Lo cierto es que ninguna de las poblaciones reconquistadas en aquellos años recibieron término tan extenso y privilegios tan generosos como Baños recibiera, y hay que pensar por ello en que alguna razón muy poderoso habría para otorgárselos. Téngase en cuenta que Baños, después de la desmembración de su término primitivo en 1767, al crearse por Carlos III las Nuevas Poblaciones de Sierra Morena, quedó con 39.520 hectáreas que conserva, pudiendo calcularse que se le privó más o menos, de otras 31.000 con las que constituyeron los términos de los nuevos municipios de Guarromán y Carboneros casi en su totalidad y buena parte de los de La Carolina y Santa Elena.
Ha sido debatido con aspereza -y a veces por escritores comprovicianos- el tema suscitado por don Francisco de Rus Puerta, que se fundó, como vemos, en los privilegios otorgados, en la extensión del término y en la tradición que aún perdura. Este historiador, injustamente denostado, recogió en Baños, a mitad del siglo XVII, una tradición multisecular, conoció nuestros privilegios y visitó Baños constantemente. Se le ha tildado de parcial y para ello se ha llegado a decir que era natural de Baños -hecho que nos hubiera honrado-, pero no fue así, pues había nacido en Baeza y lo sabemos porque lo dice su contemporáneo don Marín Ximena, escritor serio y solvente que escribe de este modo de aquél: "natural de Baeza, varón docto y pío, prior de la villa de Bailén y visitador deste obispado de Jaén", pero también consta en el "Catálogo de Informaciones genealógicas de la Inquisición de Córdoba, conservadas en el Archivo Histórico Nacional" bajo el número 1.608, que era natural de Baeza y no es de creer que Ximena, sacerdote ejemplar como lo fue Rus Puerta, pudiese mentir.
Los Privilegios Reales de Baños están en nuestro Archivo Municipal y las cesiones de términos por la ciudad de Baeza al Concejo de Baños son notorias. Aún vivía San Fernando y tres años antes de la concesión de nuestro término privativo -en 1243- Baeza había recibido de Fernando III las villas de Huelma y Bélmez de la Moraleda, así como en el mismo año de 1246 también recibió las aldeas de Arquillos y Recena en compensación por los extensos territorios que hubo de ceder al Concejo de Baños. Lo confirman Ximena Jurado y Argote de Molina.
Podíamos preguntarnos: ¿Qué razones o poderosos estímulos movieron a la ciudad de Baeza, al rey San Fernando y a su nieto Sancho IV para actuar como lo hicieron en el caso de Baños? ¿Es que tuvieron especial predilección por nuestra villa -no consta que la tuvieron por otras próximas- impulsados por motivos que seguimos desconociendo, pero que debieron ser de gran fuerza?
La tradición es fuente importante de la historia y, sin ella muchos capítulos de la nuestra particular y hasta de la Universal hubieron quedado inéditos.
"Est traditio, non quaeras amplius", escribió San Juan Crisóstomo, porque existiendo una tradición antiquísima, debía ser suficiente, pero sigue ignorado el lugar de nacimiento del santo rey, primer cruzado de la reconquista sin aportarse otras pruebas y basándose sólo en supuestos, al negar -sin ellas- lo que parece que tuvieron mas claro otros historiadores y olvidando que sin razones de peso no había obtenido la villa de Baños los títulos de "Muy Ilustre y Mariana" concedidos por Decreto de la Jefatura del Estado de 22 de junio de 1956 -previo informe de la Real Academia de la Historia redactado por el académico ponente padre Ángel Custodio Vega-, como tampoco tendría tratamiento de "Excelencia" su Ayuntamiento, y sin la belleza y antigüedad de sus monumentos, no se habría producido su declaración de "Conjunto Histórico-Artístico" nacional por otro Decreto de 24 de Enero de 1969, firmados ambos por el Jefe del Estado.
Conste una vez mas que lo que no está probado no puede afirmarse, pero tampoco negarse. Por ello, este cronista se limita únicamente a consignarlo a título de curiosidad. Los historiadores Ximena Jurado, Rus Puerta, el padre Francisco Vilches y otros escritores del siglo XVII existieron realmente y les debemos muchas noticias, aunque -a veces- se dejaron llevar por modas de su tiempo.
Acerca de la calle que tenía dedicada Fernando III el Santo, rey de Castilla y León y conquistador de la villa a la que concedió extenso término y generosos privilegios -calle que se cambió de nombre para darle el de Mestanza, población que ni siquiera pertenece al Santo Reino-, la nobleza y el sentido histórico de Baños deben reparar tal injusticia para que no se nos pueda tachar de desagradecidos. San Fernando vivió y murió durante el siglo XIII y su preclaro nombre no debe quedar afectado por cambios y situaciones políticas, porque los pueblos que olvidan su historia están, irremisiblemente, obligados a repetirla. La incorporación de la Villa a la Corona de Castellana es razón más que suficiente para honrarlo demasiado modestamente, con el nombre de una calle."
(Juan Muñoz-Cobo "Baños de le Encina: Un viaje por su historia milenaria". Jaen 1988)