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13 enero 2011

CALLE REAL, CARRETERA, 
HOY  AVENIDA DE LINARES

Años sesenta y se aprecia la diferencia

Se conservan documentos de testamentaria, de mandas y legados que se  refiere a esta calle como Real. Tuvo su importancia y la tiene ahora de acceso a la Plaza mayor y vía de salida.


Desde la Plazuela del Rosario, con el Torreón de los Poblaciones, parece que se mantiene bastante herido de muerte, pero con unas buenas muletas. Espero que se tome pronto una solución y se conserve esta piezade la arquitectura de Baños, singular. Ahora se cumple ya un año.

Recuerdo a Bortolico Recena y su tienda, con su cojera, en el escaparate Manolo Columpios, ponía los afiches de las películas, que proyectaba en el Cine. Enfrente la Posada de mi familia, por la calle Industria, los portalicos. Pedro y Carmen vinieron con  la familia para llevarles el campo y atendían la Posada, hasta que se hundió. Pernoctaban los tratantes de ganado, marchantes, representantes, viajeros en general, no había otro.

Caraoveja tenía barbería, donde iba a arreglarme el pelo, más abajo vivía Barbecho y la familia Jaume (En Baños lo llamaban Jaime), en el lado opuesto Conchita la cacharrera, mas abajo Matías,  los Lechuga, los Reig, el sastre al final y Mariano con su “Pepa” para Linares, y Don Paco el Médico, entre otros.

Recuerdo que aun sin asfaltar, con la llovía, al ser relleno de los terreros de las minas, aparecían motas de plomo que brillaban y que recogíamos como gran tesoro. Con los patinetes, de rodamiento de bolas que se embalaban a todo meter, nos dimos más de una vez de bruces con la Posada, y luego ya con la bicicleta  éramos grandes expertos.

Mi padre habla de tres casas que destacan por su antigüedad y su empaque y buena hechura: la de la Familia lechuda de 1797. Esta familia procede de Baeza y entre otros destacó el Mariscal de Campo don Cristóbal de Lechuga, con escudo y enterramiento  en la iglesia de la Santa Cruz de aquella ciudad.

La  casa de los Herreros Cárdenas, fechada en 1760, más sencilla en su ejecución  pero noble y de gran belleza por sus formas.

La antigua casa de los Escalante de 1767, de cantería con una portada muy armoniosa, y piso superior con balcones panzudos, muy barrocos, lleva sobre el central el escudo heráldico de la familia.

En general las casas de los pollos han mejorado notablemente en sus fachadas, y por lógica en sus interiores.

Es agradable pasear por esta calle y volverse para ver las perspectivas en los dos sentidos, subiendo tiene buenas vistas y enfoques la Parroquia y el Castillo y todo el conjunto, y detenerse a ver las casas, sus detalles, sus ventanas, algunas muy antiguas por su forma;  en fin recrearse con esta parte de Baños, que de tantas veces como hemos pasado, andando o en coche, muchas cosas ni las hemos visto.

DMC
POR LA CALLE DE LAS ERAS Y CESTERÍA

Fueron unas calles muy queridas y transitadas de pequeño y muchacho; en verano íbamos a la huerta de mis padres todas las tardes y era el camino natural desde casa, Fugitivos, Huérfano, las Eras al campo.

Pasábamos por la que era Travesía de la Trinidad, donde estaba el Molino de aceite de la familia, “San Enrique”. En época de recolección y molienda, le bajábamos a mi padre la comida, pues pasaba todo el día allí, al tanto de todo, asientos de entrada, báscula, análisis en el pequeño laboratorio, tratantes de aceites, y en la mesa del despacho almorzaba.

En las Eras estaba la Casa parroquial, modesta, como las de la zona; un pequeño tranco a la entrada de piedra, y el pasillo de chinolas para las caballerías hacia el patio, a los lados las habitaciones, próximo al patio la cocina de leña y una palangana con su jarro para el agua, la toalla, el jabón hecho en casa estropajo y un espejo colgado de una punta, generalmente con una guita, el retrete (pozo ciego, hasta que se canalizaron las madres) estaba a la salida del corral, en un pequeño cuartucho, con puerta y ventanuco, sin luz claro.

Allí asistía a las clases que daba Don Manuel Álvarez que me preparaba para el examen de ingreso.

Entrando a la derecha, tenía su despacho, con los libros de la parroquia, Bautizos, Bodas y defunciones en unas estanterías renegridas y en unas mesitas trabajábamos los alumnos.

Había varios turnos, de mañana, de tarde y ya de noche, para los muchachos que trabajaban y que iban, al volver al pueblo, asearse, cenar, pues  terminaban los muchachos muy tarde.

Don Manuel era muy buen profesor, pero muy exigente y generoso, como pocos; ponía los lápices, los cuadernos y todo el material necesario, y sabía mucho de todo. En su formación había estado como alumno en Roma, y esa época eran muy pocos y muy buenos los que eran becados.

Hoy las casas, el mismo piso de las calles han mejorado y han cambiado, sin duda se ha notado mucho más los cambios en  estos signos del bienestar, que en la cultura o en la misma educación.

Hoy  se disfruta con el paseo, recordando las casillas de antaño. Casas de dos pisos, buena rejería, normalmente, materiales nobles, y amplitud, que por lo que se ve por fuera, se hace uno idea de cómo serán por dentro.

La Trinidad y estas calles fueron en su momento la salida al Camino de Linares, con trasiego de gentes, arrieros, carruajes, mendigos que iban andando, con su mochila y chaquetón terciado, con la cuchara atada al cinto, su lata para beber y bastante miseria, caminantes, frailes mendicantes, vendedores de fruslerías.


Cuantas historias y cuentos, aventuras, sucesos vivieron esas piedras centenarias, en un pueblo como el nuestro, Milenario por su Castillo, y cargado de historia, personajes, correrías, gentes y ese  florecimiento de la ganadería,  que llevaría a que podamos decir sin rubor, que  los siglos XVII y XVIII, fueron  los Siglos de Oro de Baños.

DMC