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10 marzo 2009

HISTORIA DE UNAS FOTOGRAFIAS
Hipólito López Martínez, lo llamábamos “Polito” y vivía en la Cestería. Hombre de sierra, de vacas, de carbón, de espárragos. Ya he contado que un Miércoles Santo me llevó por encima de la Virgen de la Encina de espárragos y me dio una paliza de muerte, ahora cogimos, todos los espárragos de la sierra, casi los conocía por su nombre. La mostela era de exposición Para mi era el mejor cogedor de espárragos de Baños.El año anterior lo empecé a tratar y la verdad es que me quería como a un hijo; cuando la Semana Santa, en los años ochenta, pasaba por un serio bache. Estuvimos todos los días de Jueves Santo a Domingo de Resurrección con el Abrazo, sin relevo llevando el trono de las Virgen de los Dolores, que entonces iba con ruedas, y los porteadores sin túnicas ni otras insignias, pero con gran devoción y sacrificio. Las muchas horas, uno al lado del otro, los ratos de silencio y de meditación, nos unieron mucho.El Viernes Santo de 1985, en la plaza, por la acera de las Viudas, entonces daban las procesiones la vuelta a la plaza, hice esta fotografía, que gracias a la Virgen, salió muy linda; a mi me gusta mucho.Sabiendo el gran amor de Hipólito a la Virgen de los Dolores, le regalé una reproducción en grande, al sacarla del sobre y mirarla, con los ojos llenos de lágrimas, no pudo decir nada de la emoción que tenía. Luego ya mas sereno, me dijo que le pondría el mejor marco y que la tendría en el lugar preferente de su casa.
Hipólito tenía mal los bronquios, y subiendo de la Cestería por la calle Fugitivos, se ahogaba y si sabia que estaba en Baños, me buscaba y me besaba como a un hijos. Hablábamos de muchas cosas y siempre salía su Virgen de los Dolores
A veces iba a la Casa del Pueblo o se sentaba en el banco corrido de la fachada de Mirasierra. Allí un día con su gorrilla y su garrota,  le hice una colección de fotos, que fue el tema  de tertulia y admiración del corrillo del Mirasierra. Le gustaron mucho y las iba enseñando por el pueblo.
No estaba en Baños cuando murió,  bien que lo sentí. Un día, al darle el pésame a su hijo Pedro, me dijo, que en el nicho, le habían puesto, esas dos fotografías: la de su Virgen de los Dolores, que con tanto tanto cariño le regalé, y tanto queria y una de las que le hice en la puerta de Mirasierra.
Amigo Hipólito, hermanos los dos de la Virgen, siempre te tendré en el recuerdo. y en mis oraciones.
Diego