VUELO TENERIFE MÁLAGA Y REGRESO. AEREAS
Nunca tuve la ilusión de ser aviador, pero quizás por los miles de vuelos que he tenido que realizar al vivir en Tenerife, y no dejar de ir con frecuencia a la península, me gusto siempre que podía, ir en ventanilla y así ir dibujando mi mapa particular.
No siempre se tiene la misma suerte; viajes nocturnos con poca o nula visibilidad, excesiva altura, nubes traidoras que aparecían en el momento más inoportuno, nieblas persistentes, tormentas, en fin toda clase de fenómenos meteorológicos.
Pero también días despejados, rutas ya conocidas, y poco a poco inicie mi colección de fotografías desde el cielo, desde el avión.
Hoy es el viaje de ida y vuelta a Málaga, desde Los Rodeos; mucha niebla, como casi siempre, salimos hacia el norte y ya a los pocos minutos, Bajamar, Punta del Hidalgo, Almaciga, los cultivos en los “plásticos”, rodeando el macizo de Anaga, sus roques y sus playas peligrosas, donde bate constantemente el mar. Por encima de Anaga, el puerto de Santa Cruz y la ciudad, en una vista poco corriente; barrancos impracticables y payas de imposible acceso, uno se ve libre en lo alto, y puede escudriñar y la despedida de tierra y el mar, la mar, se intuye África, pero hoy no se ve.
El Estrecho no veo por donde lo pasamos y lo lejos Sierra Nevada, ya en Granada, serranías y camino de Málaga; un fuerte aguacero a lo lejos y se ve la cortina de agua que cae a plomo.
El regreso, por el mar; las playas de Málaga, y cientos de barcos que cruzan el Estrecho de Gibraltar, cada vez más pequeños, pero se distinguen los mercantes e los grandes petroleros.
En este viaje si es una maravilla Lanzarote, que casi sobrevolamos, y parece un paisaje lunar con sus cientos de volcanes alineados en desorden, Fuerteventura alargada y plana, con playas cristalinas y fondos turquesas, más alejada y cubierta de nubes, y casi sin darse uno cuenta, la refinería, la autopista del Sur, la subida a La laguna, y Los Rodeos.
Ahí queda el testimonio de otro de los viajes y de esas fotos aéreas, tan bonitas, tan distintas, tan apasionantes, para mí, como siempre.