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04 octubre 2006



EL CASTILLO DE BAÑOS CEMENTERIO DE 1830 A 1928.

EL ENTIERRO: DE LAS IGLESIAS A LOS CEMENTERIOS

El hombre, desde siempre se ha preocupado de vivir lo mas cómodamente y así se refugió en las cuevas, en los abrigos, en chozas, en tiendas de pieles, en casas o en grande mansiones, pero el hombre, que siempre tuvo un sentido trascendente, pensó que en esta vida estábamos de paso y también se preocupó de la ultima morada. Y se ha ido desde las cistas, las vasijas acurrucados, enterramientos sencillos, sarcófagos, piramides o los grandes mausoleos.
Pero para el hombre de fe, uno de sus deseos ha sido vivir cerca de Dios y así las villas y los núcleos rurales se formaron alrededor de las Iglesias. La casa de Dios, las Iglesias, eran hasta principios del siglo XIX , el lugar donde las personas, eran enterradas. Ya en la Edad Media cada iglesia enterraba a sus feligreses, cerca además de su santo patrón. Así reyes, clérigos y eclesiásticos y parroquianos eran enterrados en sus iglesias y los templos eran las últimas moradas de casi todas las personas.
Pero no siempre hubo acuerdo a la hora de decidir, si en las iglesias, en los campo santos a su alrededor o fuera de los centros urbanos. ¿Cuál era en realidad en motivote la discusión? La higiene y la salud, ya que estos lugares se convertían en responsables difusores de pestes y epidemias. El debate, terminó definitivamente en 1804, ya que el 28 de junio de ese año el Ministro Godoy promulgó una circular dictaminando la prohibición de enterrar en las iglesias y situando definitivamente los cementerios fuera de las ciudades Hasta esa fecha se sucedían los periodos entre los partidarios de sacar los cementerios fuera y los que se negaban. Nunca nadie estaba contento, desde la Iglesia, que tachaba a personas como Godoy de antirreligiosas, hasta la burguesía misma que no veía con buenos ojos que el cementerio igualase en la muerte a los que en vida eran de distinta clase.
A pesar de todo, el debate seguía abierto. Eran no pocas las órdenes reales que se daban para habilitar cementerios, pero siempre había reticencias que impedían se cumpliese en la totalidad. Y esto era aplicable a todo el país. Aún con la obligatoriedad desde 1809, de construir cementerios exteriores, en 1857 aún había en España 2655 pueblos que no tenían cementerio.
A partir de 1837 los cementerios pasaban a ser cargo de las Corporaciones Municipales, eso sí, dando un margen a las mismas parroquias. Una forma de contentar a todas las partes. No obstante años más tarde, en 1868 (en virtud de una Real Orden de 1866), el Ayuntamiento, independientemente de las parroquias, era ya el responsable absoluto del cementerio.
Finalmente en 1883 se dicta otra Real Orden del día 2 de abril para que todas las localidades de más de 600 habitantes ampliasen sus cementerios en orden a dedicar un espacio a los llamados cementerios neutros (más tarde civiles) para personas no católicas o simplemente de religión no declarada.
En Baños no se cumplieron las Reales Ordenes hasta 1830, que se inician los enterramientos en el Castillo de Baños y se mantuvo hasta 1928, casi 100 años. Recuerdo de pequeño mis correrías por el Castillo donde íbamos a jugar y ver las tumbas de la Niña Agustina, en el torreón, el Civil o los niños y luego de mis familiares más cercanos, como mi tatarabuela Doña Catalina Josefa del Mármol y Salido, fallecida el 22 de febrero de 1859 hija de D. Juan Tomás del Mármol Lechuga, Notario en Baños o de mi bisabuelo D. Diego Muñoz-Cobo Arredondo, yerno de la anterior, primer Muñoz-Cobo en Baños, que ya viudo desde 1908 y viviendo en Arjonilla, fue a pasar una temporada en Baños con su hija, mi tía Concha, donde murió el 9 de febrero de 1919. Recuerdo su enterramiento, con lápida en arenisca blanca, cerca del lienzo de almenas de poniente, así como los restos de la Capilla en el centro y de todas las historias que se contaban, de los tesoros escondidos, de la estatua del “hombre de oro sentado”, de las monedas encontradas, de los pasadizos secretos a la Iglesia o a la Cueva de la Mona.
Con motivo del Milenario se limpió el Castillo y se trasladaron los restos, que había a la vista al cementerio municipal. Parece ser que pronto se van a acometer obras que consistirán en rebajar el suelo a su nivel natural. Estaremos atentos.
Una prueba de “hombría” que había que pasar, para que no te dieran de lado y te llamaran de todo era, la de subir hasta la Almena Gorda y encender unas cerillas de una caja que te habían dado los mayores. El resto nos quedábamos en el escalón de entrada a la Iglesia, para poder verlo mejor. Bien es verdad que entonces la iluminación era escasa y nosotros teníamos muy buena vista, pero teniamos que pasar por la prueba.
5.10.2006.
[Muchos de los datos están tomados de la págiba web "www.cementerio-zaragoza.com"