JESÚS DEL CAMINO AL PIE DE LA CUESTA DE LOS SANTOS. CELEBRA SU ROMERIA
EL 6 DE MAYO DE 2007 EN BAÑOS DE LA ENCINA
Por el Camino de la Virgen, orlado de olivos, pasado el pilar y la Casería Manrique nos encontramos la pequeña ermita de este Cristo Crucificado en el Camino, una de las devociones más antiguas de Baños.
Mi tío Luís, oyó la historia siendo niño. Contaba que cuando tenía ocho años y tras vencer unas fiebres muy malas, que lo tuvieron a la muerte, mis abuelos lo enviaron desde Arjonilla, donde vivían, a Baños para cumplir una promesa que habían hecho. En ruta hasta el Santuario de la Virgen de la Encina, D. Miguel Ortega Maeso, un viejo amigo de la familia, que lo acompañaba le hablo de Jesús del Camino.
La ermita del Cristo del Camino está, al pie de la Cuesta de los Santos, según parece desde tiempo inmemorial, perdida entre los olivos.
Don Francisco Rus Puerta, cronista del Obispado del siglo XVII afirma que don Manrique Pérez de Lara, Señor de Baeza y Alférez Mayor del Emperador Alfonso VII y Gobernador de sus tierras, tomó parte en la conquista de Andujar, Pedroche y Santa Eugenia y permaneció en Andalucía "para que gobernase a los moros que quedaren y a los christianos, assí mozárabes como a los que dejó el Emperador". Es probable que este don Manrique, que hizo junto al Emperador Alfonso VII la victoriosa campaña por tierras andaluzas y que cruzó tantas veces el Puerto del Muradal (actual Almuradiel) y que en 1147 por primera vez se tomó Baños, fuese aquel caballero de la Casa de Lara que afincase cerca de la ya entonces famosa Villa y hasta pudiera ser -porque los nombres se conservan a través de generaciones- que ya fuera de esta familia la que aún llamamos "La Casa de Manrique", caserío con olivar muy cerca de la ermita del Camino. Los hijos de su hermano don Nuño (Fernando, Gonzalo y Álvaro), el último alférez mayor de Castilla y todos condes de Lara, acompañaron a don Alfonso VIII en la ocasión victoriosa de Las Navas.
Liberada tras ella gran parte de la entonces diócesis de Baeza, quiso el rey Alfonso VIII que se extendiera por aquí la devoción a la Santa Cruz, a la que encomendó y atribuyó su triunfo sobre las huestes del emir almohade. Y así, como mandó erigir una capilla a Santa Elena en el lugar de la batalla -en cuyo entorno se formaría después la villa de este nombre porque a la santa madre del Emperador Constantino se debió el hallazgo de la Santa Cruz de Jerusalén-, de igual manera determinó el rey levantar pequeños santuarios dedicados a Cristo en la Cruz para agradecerle la victoria que la misma Iglesia recuerda con la fiesta del Triunfo de la Santa Cruz el 17 de julio, día siguiente a la conmemoración de la batalla.
De este modo se erigió, entre otras, la antigua ermita de Jesús del Camino y ordenó el rey al que dejó de Gobernador de la Alcazaba de Baños, que no faltara luz en la lámpara que debía arder ante su imagen, siguiéndose tan piadosa costumbre durante mucho tiempo.
Años más tarde, unos moros o judíos, que en esto no hay conformidad, de los que habían quedado en nuestra tierra acogidos, como era uso, a la magnanimidad del vencedor, llevados por su rechazo a la Cruz, robaron la lámpara de plata y mutilaron la imagen del Cristo.
Estos actos sacrílegos produjo la mayor indignación entre los cristianos repobladores de la Villa de Baños y los mozárabes que habían conservado en secreto su fe, por lo que reunidos en acto de desagravio acordaron poner una lámpara nueva y más rica y restaurar la imagen, haciendo voto a perpetuidad de mantenerla encendida con el aceite que produjera la aceituna arrojada en pequeños puñados por las ventanas de la ermita, por los arrieros que llevaban el fruto a los molinos. Se encargó al principio la Casería Manrique de moler aquella aceituna, llevándose después a las fábricas del pueblo, hasta época reciente.
Recuerdo un año, en la época de D. Manuel Álvarez, en una Misión, como, sin que se supiera ni se notara, un grupo de muchachos (yo aún era pequeño 7 u 8 años y no me dejaron ir) por indicación del Sr. Párroco y del Misionero, se fueron de noche y con el máximo sigilo a la ermita y trajeron a Jesús del Camino. Eran meses de invierno y en Baños había muy poca luz en las calles y de acuerdo con el predicador y a una frase “que Jesús Crucificado viene a nuestro encuentro, abramos nuestros corazones” se abrieron la puertas de la Iglesia parroquial, donde se celebraba la Misión y Jesús del Camino llegó hasta el altar mayor, ante el silencio, la expectación y yo diría casi el miedo de los presentes.
La sencilla fiesta y romería instituida hace ya unos años por el párroco ya fallecido don Francisco Fernández Gila el primer domingo de mayo para honrar a Jesús del Camino, fue una magnifica iniciativa, que se ha consolidado. Además es el preludio, gozoso de la romería de la Virgen, que se celebra el domingo siguiente.
La ermita primitiva debió dañarse por la acción del tiempo y es mas que probable que con parte de los materiales se levantara la actual ermita de Jesús del Camino, que es de piedra de sillería con puerta de arco de medio punto dovelado y ventanas, que se reconstruyó en el año 1719. Al picarse el arco y la fachada por don Juan García Rodríguez, se descubrió bajo capas seculares de cal la inscripción grabada sobre la puerta "EGO SUM VIA". Yo soy el Camino
A las caballerías con serones o capachos de aceituna, han sucedido los tractores y las palas y se suprimió la tradición de echar el puñado de aceituna. ¡Cuantas veces lo hice yo, que no llegaba casi a la ventana! Soy testigo y lo digo con toda certeza que hoy no hay hombre de Baños que no se descubra al pasar junto a la ermita de Jesús del Camino. Desde la puerta ya se tiene la alegría de que vemos en todo su esplendor el Santuario de la Virgen de la Encina.
Los de Baños, los amantes de la Virgen que somos todos, tendremos que buscar el modo de que la Virgen de la Encina vuelva a su Santuario, para que desde su trono del Altar Mayor, siga protegiéndonos y vigilando con su mirada al pueblo, y sus habitantes.
[Juan Muñoz-Cobo." Baños de la Encina: Un viaje por su historia milenaria”. Jaén, 1988]
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