EL RETABLO DEL ALTAR MAYOR DE LA PARRORIA DE SAN MATEO DE BAÑOS DE LA ENCINA El retablo lo bendijo el día 24 de junio de 1960, festividad de San Juan Bautista por el Sr. Obispo de la diócesis D. Félix Romero Mengíbar, que lo acompañaba el Vicario General Monseñor D. Agustín de la Fuente González, asistiendo al prelado ,el párroco de Baños, el Coadjutor de Bailén D. Bernardo Velasco y el familiar del Sr. Obispo D. Miguel Tapia.
Es obra del escultor D. Francisco Palma Burgos, y fue donado por mis padres, en recuerdo de mi tía Concha, como un homenaje y memoria perenne, a mi hermano Luis, fallecido prematuramente, el día 5 de abril de 1957, con 16 años.
El retablo, tiene nueve metros de ancho, por catorce metros cuarenta centímetros de alto. Su estilo en palabras del autor Palma Burgos, es compuesto, puesto que la Iglesia empieza en el gótico de transición – fines del siglo XV y principios del XVI – y se abarroca en el crucero, que es del siglo XVIII, terminando con una magnifica cúpula de barroco florido. El parámetro tiene medidas de grandes proporciones. Se compone de un fuerte zócalo de peinacería rectangular en sus recuadros principales; hay dos magnificas cartelas con escudos y escenas renacentistas; este zócalo tiene un amplio molduron, que cobija a la mesa de altar, de grandes proporciones, muy original en forma de consola y en su fondo lleva el escudo del Prelado.
El retablo, tiene nueve metros de ancho, por catorce metros cuarenta centímetros de alto. Su estilo en palabras del autor Palma Burgos, es compuesto, puesto que la Iglesia empieza en el gótico de transición – fines del siglo XV y principios del XVI – y se abarroca en el crucero, que es del siglo XVIII, terminando con una magnifica cúpula de barroco florido. El parámetro tiene medidas de grandes proporciones. Se compone de un fuerte zócalo de peinacería rectangular en sus recuadros principales; hay dos magnificas cartelas con escudos y escenas renacentistas; este zócalo tiene un amplio molduron, que cobija a la mesa de altar, de grandes proporciones, muy original en forma de consola y en su fondo lleva el escudo del Prelado.
Sobre el zócalo se apoya se apoya un cuerpo tríptico con columnas y pilastras estriadas encuadrando los laterales unas tablas estofadas, con imágenes pintadas, que simbolizan imágenes intimas de los donantes, San Juan Bautista y San Luis Rey de Francia.
En el centro un gran relieve tallado, de cuatro metros por dos, con una Purísima, en madera policromada y estofada entre apoteosis de ángeles, siendo todas las figuras de tamaño colosal, y un ángel de la base sostiene fuertemente con sumano, las Armas de los donantes (Muñoz-Cobo y Rosales). Este relieve está enmarcado por un gran marco profusamente tallado siendo la principal prueba de que este retablo respeta en su orden artístico, el estilo neoclásico, que es que predomina.
Los capiteles, magníficamente decorados y sus pilastras ribetean sus fondos para soportar una saliente cornisa que corona el retablo y da un magnifico claro oscuro a su composición.
El tímpano o remate de la obra esta dividido en tres cuadros, ocupando el central, el titular de la Iglesia, San Mateo Apóstol y los laterales San Joaquín y Santa Ana (de la devoción de los donantes), separados por columnas y pilastras planas, todo ello decorado con oros y policromías, que entonan perfectamente con el estilo del templo.
La valentía de salientes y recuadros, que se observa en esta obra, nos se acostumbra a llevar a la practica n estos tiempos, pero aquí se ha conjugado la fuerza constructiva con la decorativa como es tradición en la escuela española de maestros retablistas, que siguieron el uso, tan andaluz. Casi siempre, de combinar la alegría de los oros con los fondos verde-grises, patinando con policromías sus ángeles y guirnaldas.
Es una de las mejores obras, en su género, del genial artista que fue, Francisco Palma Burgos (Málaga, 1918, Úbeda 1985).
[El relato se basa en unas notas manuscritas del propio artista Paco Palma, sin data, pero firmada y debió de ser en 1960].
DMC
En el centro un gran relieve tallado, de cuatro metros por dos, con una Purísima, en madera policromada y estofada entre apoteosis de ángeles, siendo todas las figuras de tamaño colosal, y un ángel de la base sostiene fuertemente con sumano, las Armas de los donantes (Muñoz-Cobo y Rosales). Este relieve está enmarcado por un gran marco profusamente tallado siendo la principal prueba de que este retablo respeta en su orden artístico, el estilo neoclásico, que es que predomina.
Los capiteles, magníficamente decorados y sus pilastras ribetean sus fondos para soportar una saliente cornisa que corona el retablo y da un magnifico claro oscuro a su composición.
El tímpano o remate de la obra esta dividido en tres cuadros, ocupando el central, el titular de la Iglesia, San Mateo Apóstol y los laterales San Joaquín y Santa Ana (de la devoción de los donantes), separados por columnas y pilastras planas, todo ello decorado con oros y policromías, que entonan perfectamente con el estilo del templo.
La valentía de salientes y recuadros, que se observa en esta obra, nos se acostumbra a llevar a la practica n estos tiempos, pero aquí se ha conjugado la fuerza constructiva con la decorativa como es tradición en la escuela española de maestros retablistas, que siguieron el uso, tan andaluz. Casi siempre, de combinar la alegría de los oros con los fondos verde-grises, patinando con policromías sus ángeles y guirnaldas.
Es una de las mejores obras, en su género, del genial artista que fue, Francisco Palma Burgos (Málaga, 1918, Úbeda 1985).
[El relato se basa en unas notas manuscritas del propio artista Paco Palma, sin data, pero firmada y debió de ser en 1960].
DMC
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