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25 septiembre 2009

VENDIMIA EN ARICO, PISADA DE LA UVA Y MOSTO.

El pasado sábado estuvimos de vendimia en la localidad de Arico, como suelo ir todos los años. Este año se retrasó, la uva no había madurado bien, y en la semana ultima llegaron las lluvias y mucha uva estaba dañada

Me recogían antes de las siete de la mañana; llovía, pero pensamos que allá estaría mas despejado. No era así, conforme íbamos de camino la lluvia arreciaba y al llegar a Arico (hay tres, Arico el Viejo, el Nuevo y la Villa de Arico), llovía sin cesar; parada a tomar café, comprar el pan y nos fuimos a la bodega a preparar el desayuno.

La casa bodega, según me cuenta Juan, el patrón, es de final del siglo XVII, según escritura, que tiene en su poder. Es muy bonita y la fachada, de piedra tosca, muy interesante. Los suelos y techos son de madera. La puerta es preciosa.

Tomate picado, pisto y pan con aceite de Baños, "Milenario", por cierto, y queso, y de beber vino, claro, vino blanco; hay que ir dejando espacio para el nuevo. Acudió el resto de la cuadrilla, éramos seis en total, aunque solo cuatro para el trabajo, y a eso de las 10 de la mañana dejó de llover y nos preparamos para irnos al tajo.

Mañana húmeda y fresca, pero buena para el trabajo; las parras chorreando y al acercarnos a buscar los racimos, nosotros empapados.

Uva blanca, de la tierra, que al madurar se pone muy dorada; vamos preparando las cajas, que son de 20 kilos, y ya cerca de la una teníamos cogida la uva. Cargada en los coches a la bodega, para seguir con la faena.

Se limpia muy bien la cuba, la maquina de machacar (nosotros luego pisamos, esa uva ya “escachada”) y la prensa. El bidón de acero inoxidable donde irá el mosto, se ha quedado impoluto (en la elaboración del vino la limpieza total es imprescindible).

Y poco a poco, se van vaciando las cajas, machacando y pisando y se pasana la prensa; mientras ya hemos puesto vino y cerveza en un barreño con hielo y agua, para los trabajadores; queso y ya encendido el fuego, se empieza con unas longanizas a la plancha, y unas garbanzas (similar al potaje de garbanzos, pero con chorizo, manitas de cerdo y trozos de tocino).

Los vecinos han visto movimiento y acuden, a tomar un vasillo. Uno de ellos que ha sido abuelo recientemente, aparece con dos botellas de tinto, que entre cucharada de garbanzas y otras delicias desaparecen.

Me escabullo un momento y voy con Ignacio a ver invernadero de tomates; aunque llovió en el invernadero si se puede trabajar, tiene a un cubano mayor, quitando brotes, me enseña la polinización con los abejorros; las tomateras están precisas y en un par de semanas podrá hacer ya una corta.

Regresamos a la bodega, con las últimas cajas. Se ha ido tomando en la espita con el densímetro los grados de alcohol, y ya la comida esta preparada. La prensa ya no se mueve ni un milímetro, comemos, chuletas a la plancha, riquísimas. Hemos cogido 30 ó 40 kilos de duraznos, y postre no falta.

Al terminar de comer le damos otra prensada; en total hemos sacado 220 litros de mosto, de unos 300 kilos de uva, un 70% mas o menos.

Limpieza con la manguera, la bodega, las maquinas y las cajas. Juan, el patrón, nos da unas botellas de vino, “recompensa del trabajo”, de la cosecha anterior, y cansados, pero contentos regresamos a Santa Cruz. El miércoles hay que volver a clarificar, pero vemos, y oímos el “chu chu” de la fermentación, se ven las burbujas, y no tocamos, el desfangado se hará después.

Los vecinos están en plena faena, prensando el blanco y el tinto, una vez “escachado” lo dejaran unos días, para que los taninos de la piel y las pepitas, se dejen ver. Luego ya lo pasaran por la prensa, y a las barricas.

No, el mosto tardara en fermentar, luego el trasiego, y la clarificación, hay que filtrar, mejor varias veces, y después dejare reposar en el bidón de acero, en la soledad, la frescura, el silencio y la quietud de la bodega

En Tenerife, las bodegas se abren el día de San Andrés, el 30 de Noviembre, y en todas hay un San Andresico a la entrada, como presidiendo. Para mi, aun le falta y esta mejor ya a final de diciembre.

El vino que tómanos en esa copa, que olemos, paladeamos, disfrutamos con su color y su sabor es producto final de un gran trabajo en su elaboración desde los trabajos en la tierra: cava, poda, el levantamiento de las parras, los azufrados y sulfatados, hasta la recogida de la uva, pisado, prensado, para sacar los mostos, trasegado, filtrado, aclarado…. Pero, les puedo decir una cosa con toda sinceridad y alegria: ¡ merece la pena!.

DMC

Fotos:http://picasaweb.google.es/banosdiego

1 comentario:

Anónimo dijo...

El vino es contento en el alma si se sabe disfrutar de él, ver, oler y paladear. Debe estar muy bueno este que nos muestra. Saludos