PUNTA TENO EN LA FINCA DE   RODOLFO VEGA LUZ . 

Salimos de Santa Cruz a las once de la mañana del sábado 22 de Mayo; no teníamos demasiada prisa, y eran algo más de 80 kilómetros, para llegar a Punta Teno.

La mañana estaba luminosa, La Laguna, el aeropuerto, carretera del Norte, por la Matanza, el Puerto de la Cruz, entre brumas se veía en Teide, con un poco de nieve en la cara norte.

Iba con Pablo Córdoba, buen a migo de Montilla, a punta Teno, invitados por otro amigo de Canario y andaluz de Espejo (Córdoba) su familia, a comernos un arroz, junto a los amigos de Arico.

El camino es muy bonito, tortuoso en cuanto a curvas y cuestas, pero de gran belleza, al ir cerca del mar; las plantas y las flores nos acompañan y poco a poco, pasamos, por Icod, y su famoso drago además de los vinos, y Garachico, donde se construye un nuevo muelle. Fue emporio en el Norte y por donde se sacaba la fruta y se comerciaba con America. Ya toda esta zona es muy platanera, hasta pasar por los Silos y llegar a Buenavista.

Aquí en una carretera que se corta por los desprendimientos y avenidas, vamos subiendo por una estrecha carretera, escavada en la lava hasta llegar al Mirador de la Monja donde paramos.

La vista es impresionante, el norte esta algo brumoso, y se ven los invernaderos de la Isla Baja, por la derecha y por la izquierda ya se vislumbra Teno, la lengua ganada en su tiempo al mar y la plantación de nuestro amigo Rodolfo Vega.

Los chorreones de lava, la negritud, con esos tonos luminosos, se adentra en el mar azul, turquesa, con las aguas blancas cuando llegan y chocan con los acantilados. ¿Qué espectáculo cuando esta lava incandescente resbalara  de lo alto y arrasando todo llegara al mar? ¡Que ruido, que colores, que humo al enfriarse, que figuras se formaron!

Confortados con estas vistas y el olor profundo a mar, seguimos, pasamos por la plantación, la empaquetadora, ahora cerrada y casi al final de la carretera que lleva al faro de Teno, a la derecha, un camino de  grava, lleva a la casa.

Magnifica esta y el sitio privilegiado, en un parque Natural, que al decretarse, ya con la casa construida (se quiso hacer una urbanización), se ha quedado en la finca.

Piscina y Faro de Teno

El Faro, hoy automático, empezó a funcionar, el primero, en 1897; el actual es de 1999, mas o menos.

Salón de la casa

Visito la casa, preciosa  ya con un vaso de vino blanco de uva autóctona de la zona, fresco, claro y limpio y apetece, con   unos arenques ahumados y cangrejos, estos los había cogido  Rodolfo el día anterior.

Cangrejos y la paella

Ya en la cocina se empieza con el sofrito, el caldo, la carne de conejo y perdiz, para la paella. Me ofrecen un bañador y el chapuzón es reparador, por la calidad de agua fresca y la vista , el acantilado de los Gigantes, el Faro en primer lugar, y en el horizonte se vislumbra  La Gomera.

Con Rodolfo, el anfitrión y Pablo

En la piscina

Cardones

El arroz esta delicioso, y al final no queda ni un grano, y para postre una tarta de frutas deliciosa, y de nuevo un baño en la piscina.

Rodolfo nos lleva a ver la finca. Invernaderos, que los están preparando para la próxima plantación, la depuradora y un tanque grandísimo, la maquinaria, etc. todo a lo grande porque en el ultimo año exportaron mas de 3 millones de kilos de tomate, llegan a emplear a mas de 100 trabajadores; la empaquetadora, y el proceso.

He quedado en volver cuando el invernadero plantado de tomates y en la zafra, para conocer todo el proceso.

La costa es agreste, y el mar peligroso, con esas oquedades que nos hablan de años y años el agua batiendo. Buena zona de lapas, almejas, cangrejos y pescado, sobre todo el cherne.

Rodolfo, que es biólogo, nos muestra con orgullo, su magnifica colección de conchas marinas que las tiene por cientos, clasificadas con esmero.

La casa de la finca

La tarde va decayendo, el viento amainó, el mar cambió de color y esta sereno, solo rizadito, ya queda poca gente en los alrededores y el Faro, retornamos a Santa Cruz.

La luna trasnochó y nos acompaña en este día.

La luna

Ha sido un día maravilloso, un lugar maravilloso, un anfitrión excepcional y unos buenos amigos, además de un buen vino y una magnificas viandas, y sobre todo su amistad. Gracias amigos.

DMC