QUE LA TIERRA TE SEA LEVE.
CEMENTERIOS
T.T.LEVE, se lee en la estela funeraria del niño Quinto Artulo de 4 años, procedente de Baños, de la época romana de los Antoninos del siglo II, encontrada en el Centenillo. Que la tierra te sea leve, pedían a los dioses, sus padres al enterrar a este niño.
Pero es que en Baños se pueden hablar de varios cementerios o varios lugares para el enterramiento. Se desconocen los de la época visigótica, aunque se sabe que aparecieron en las cercanía de San Marcos, restos y por esa zona debería estar el cementerio.
Recientemente, en las últimas excavaciones del Castillo se encontraron dos lapidas funerarias, en una de ellas se leía la fecha, alrededor del año 1.000, treinta y poco años de la fundación del Castillo. No entiendo el empeño, ya lo he dicho en otros momentos, del área de cultura del Ayuntamiento de Baños, y de la Oficina de Turismo y sus guías, señalar el siglo XII, en vez del siglo X, que está probado, por científicos solventes, y pruebas irrefutables, como es esta, y no cambiantes o nadantes, como es en la que se basan, en el carbono 14.
Los moradores del Castillo árabe tuvieron su cementerio, estas estelas funerarias lo corroboran, que estaría en los alrededores y fuera de sus murallas, que para un periodo de más de doscientos cincuenta años, casi ininterrumpidos (968-1225), tendría que ser muy bastante extenso.
En la relación que mando hacer Felipe II, “Noticias de castillo y alcaydes”, entre otros datos curiosos se dice del Castillo de Baños, que la Capilla antigua que había junto al aljibe, estaba caída y desecha. Por lógica, junto a Santa María del Cueto, se enterraría a los cristianos, y lo mismo se haría en San Mateo. Seguramente el cementerio, en zona delimitada y sagrada, estaría, donde luego se amplió la parroquia, en la cabecera.
Recuerdo cuando se quitó la cal y descubrió la piedra, en época del querido Párroco de Don Rafael Valdivia, en la capilla de San Juan, a la altura del altar, ver una niñita de 3,4 años momificada, estando la iglesia llena de enterramientos. La cripta del Altar Mayor, reservada para sacerdotes y religiosos y el resto para los fieles.
Con Godoy, a principios del siglo XIX, se ordena, por razones de higiene en parte, que la competencia de los enterramientos pase a los Ayuntamientos, se da un plazo y Baños, antes de pensar en construir un Cementerio, se acuerda por el Cabildo Municipal, que sea en Castillo, que es de propiedad municipal, donde se empiece a enterrar. No hay documentación, pero estuvo funcionando 98 años, hasta que en 1922, se construye el Cementerio actual de Jesus del Llano.
En el Castillo estuvieron enterrados, y recuerdo ver tus tumbas, mi tatarabuela Doña Catalina Josefa del Mármol y Salido, nacida en Baños en 1815 y fallecida igualmente el día 22 de febrero de 1859, a la edad de 44 años y mi bisabuelo, su yerno, primer Muñoz-Cobo que llega a Baños, Don Diego Muñoz-Cobo y Arredondo, fallecido el 9 de febrero de 1919.
Tatarabuela Catalina Josefa del Mármol y Salido
En la Virgen de la Encina, hubo un lazareto por el cólera, y se sabe que hubo fallecidos, que se enterrarían por los alrededores.
Bisabuelo Diego Muñoz-Cobo Arredondo
Mantenemos, como todas las civilizaciones, el culto a los muertos, y en estos días, vamos a los cementerios, limpiamos las tumbas, ponemos flores, y si podemos, acudimos a las misas que se celebran, pero sabemos, los que creemos, que allí solo hay despojos, que el alma salió del cuerpo al morir, y que en realidad, allí no hay nada y sabemos también una cosa muy cierta:
QUE LA MUERTE NO ES EL FINAL
Tú nos dijiste que la muerte
no es el final del camino,
que aunque morimos no somos,
carne de un ciego destino.
Tú nos hiciste, tuyos somos,
nuestro destino es vivir,
siendo felices contigo,
sin padecer ni morir.
no es el final del camino,
que aunque morimos no somos,
carne de un ciego destino.
Tú nos hiciste, tuyos somos,
nuestro destino es vivir,
siendo felices contigo,
sin padecer ni morir.
Para nuestros familiares, nuestros amigos, nuestros paisanos de Baños, para todos los difuntos, mis oraciones y mi suplica: Requiem æternam dona eis, Domine, et lux perpetua luceat eis". (“Concédeles el descanso eterno, Señor, y que brille para ellos la luz perpetua”). Amen.
DMC.
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