TARDE LLUVIOSA. NISCALOS Y EL “MESTO”
Cálida, con nubes altas, sin color, se anunciaban lluvias y éstas llegan; tarde grata de pasear, voy a los pinos, a la dehesa, por Migaldias.
El embalse sobrecoge cómo esta este año; desde allí se ven kilómetros de agua; hoy serena, como un espejo; musgo, suelo húmedo, aun no llueve, no hace frio, tranquilidad y soledad, verde en los pinos, los eucaliptos, la jara, la yerba. Se oye el crujir de los pasos
Buen día de setas, de níscalos. El monte está muy empinado y por las cuerdas vamos rastreando y buscando el apreciado manjar; debajo de la pinocha, con el musgo; se ve desde lejos, en montecillo; da alegría, la bolsa se va llenando poco a poco, resbalo y me doy un culetazo sin importancia, el suelo está blandito.
Las primeras gotas te dan en la cara y poco a poco, empieza a llover, no es mucho pero si agua mansa y va calando. El campo esta precioso.
Todo Baños se ha llenado de carteles, me referiré más despacio. Me paro en este, al que fotografío. Me llevo las manos a la cabeza a la primera vista. ¿Quién lo ha redactado? ¿Qué es ese topónimo del Mesto? ¿Lo habrán confundido con la MESTA? ¿No saben los que es Mesto? Ignorancia sin duda, o falta de curiosidad por buscar esa palabra en internet. ¡Google, por favor! ¿Cuánto cuesta hacer estos carteles? No se revisan, no se pasan por filtros. Quien dijo el hágase, es el responsable.
Al regresar a casa los apañamos; mi madre pelaba los ajos, mi hermano los partía y revisaba, yo en el fuego. Dos sartenadas, eran caso dos kilos y medios, entre dos; una hora; aceite, ajos y sal. Más sencillo imposible.
DMC
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