SANTA CRUZ DE NOCHE INVITA A LA MEDITACIÓN
La noche es muy distintas, las luces y las sombras marcan los edificios y las plazas, los jardines.El muelle es otra cosa; el barco de turistas que aún no ha elevado las amarras, a la espera de otra estadía, otro puerto, otras gentes, otros mares. Atracan, visitan las ciudad o la isla, hacen sus compras en los bazares, toman sus copas, y con la cámara repleta de vivencias, momentos, paisajes, edificios, Se marchan.
Queda la grúa, una reliquia; iluminada, parece un coleóptero gigante, con sus tripas al aire, para que se vea desde todas partes.
Los barcos mercantes iluminados descargan sus mercancías, con prisa, tiene que partir pronto, otros destinos, otras cargas otras caras.
La ciudad sigue su ritmo; cerró ya el comercio y quedan los rezagados; la iluminación navideña se agradece, es distinto todo; invita a pensar, a soñar a meditar.
El edificio del Cabildo felicita la Navidad en varios idiomas desde su fachada, con el Teide al fondo, como símbolo de identidad de Tenerife.
La temperatura es muy agradable, en torno a los 20 grados, e invita a pasear, voy con Neka, la perrilla de mi hija, se mete en los jardines, corretea, disfruta de la noche y de la ciudad.
Los jardines colgantes, que disimulan la entrada a un aparcamiento, y a la oficina de turismo, es un remanso; se riegan y escurren el agua, se nota mas frescor y parece que a esta hora, ya de noche, las plantas lucen resaltan el coloridos de flores y plantas verdinegras.
El viandante, piensa, medita, respira fresco, brisa del mar y admira el reflejo de la luna; poca gente, entretenido con todas estas cosas se olvida del reloj, del tiempo y regresa a casa ensimismado, alegre, contento, dichoso de este paseo en solitario.
DMC
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