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09 enero 2011

FILTRANDO EL VINO EN ARICO

Ayer, sábado, estuve en Arico, para filtrar el vino joven de este año. Salimos de Santa Cruz sobre las diez de la mañana, en un día precioso, soleado, con el cielo azul, la atmosfera nítida, casi de verano.

A la llegada compramos unas chuletas en el pueblo para la comida. Primero en la bodega de Juan, vaciar el vino en una gran cuba para limpiarla y luego llenarla de nuevo con el vino filtrado.

Antes se usaba la madera, y aunque se ponían unas mechas de azufre, los microbios y microorganismo era muchísimos. Hoy el acero inoxidable; un manguerazo y todo impoluto.

En el siglo XVIII, los viajeros ingleses, aventureros, que recorrieron la Península y publicaban sus memorias, al hablar del vino decían que en España el vino no era bueno, a pesar de las muchas vides que habían visto. El vino se hacía en la cuadra, junto con el burro, y las boñigas de los animales. La limpieza era escasa por no decir nula.

Preparamos la máquina, revisando las mangueras y cambiando las veinte placas de papel  especial, prensado que servirán para que el vino se filtre y quede allí toda impureza. Con sumo cuidado las fuimos colocando y apretando. Hicimos una prueba con agua (los experimentos con gaseosa, en vez del champagne, decían), y se salía por todas partes pero con máximo cuidado y esmero, ajustamos todas las piezas, para que ya solo eran unas gotas de vez en cuando.

Del barreño, pasando por la maquino, llegaba al bidón de acero inoxidable, en un tiempo relativamente corto. Ya fuimos probando el vino y viendo su color al trasluz de la claridad que entraba por la puerta. Fueron casi 200 litros de vino blanco, con 13 grados.
Con Juan, brindando
Limpieza de los elementos usados, mientras preparamos algo de aperitivo, porque seguíamos en la bodega de los sobrinos de Juan.

Aquí tinto, unos 600 litro de vino. La faena era la misma, con la ventaja de que la maquina ya estaba preparada y a punto. Vaciar todo el vino, limpiar el depósito de acero inoxidable, un buen friegue con la manguera y colocar las mangueras y poco  a poco ir trasvasando el vino para dejarlo ya filtrado.
Vino tinto
Cuando nos dimos cuenta cerca de las cuatro de la tarde, acudieron otros amigos y vecinos y nos pusimos, Manolo, era el cocinero, a preparar las chuletas, que pasamos con el vino blanco, fresco y limpio.


Al terminar sacaron la grappa, el aguardiente o el orujo destilado por ellos, con una graduación por encima de los 40 grados. Con este aguardiente puso hacen licores de todas clases, de café, toronjil, naranja, mora. Me sorprendió, el de higuera, porque en realidad se hace macerando hojas de higuera en este aguardiente y añadiéndole algo de azúcar, está buenísimo, por su sabor tan especial. Estos son digestivos y tomando un chupito, ayuda a la digestión en un día que se ha comido y bebido más de la cuenta.

Es de noche, salimos cerramos la bodega, pienso en Don Quijote cuando luchaba con los pellejos, las barricas se quedan dormidas, en el silencio, bueno no, el vino esta vivo y habla en la noche, y contara la aventura del día, del trasvase al filtrado, pero  orgulloso dirá que quedó mas limpio, traslucido y mas agradable de beber. Decimos adiós, pero volveremos  con nuestro amigo el vino.

Me acerco a esta flor, parecido al verode , que esta de un colorido deslumbrante, 

Regresamos contentos del trabajo bien hecho, de compartir unas horas con unos buenos amigos, y claro de una bodega se vuelve, con lo que allí hay: Vino, para compartir

DMC

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