BAÑOS Y LAS HUERTAS
Tuve la suerte de vivir de pequeño la huerta; en los años 50 mi padre trasformo el haza que tenia, haciendo pozo en huerta, con su alberca, donde ademas de servir para regar, era nuestro baño, sabíamos nadar poco a poco, pero no querían que fuéramos a las colas. Las tardes las pasábamos allí, enredando entre las eras y los canteros, con gran enfado de los hortelanos, José Ranea, Juanón o Rafael Diáz , que siempre pisábamos donde no debíamos y haciendo diabluras, pero disfrutábamos con la alberca, el agua, regábamos, brujuleábamos descalzos, pasábamos a las otras huertas a bañarnos, o a "tomar alguna fruta de merienda, hasta que nos veían y nos amenazaban con toda clase de vituperios.
Claro mas moderna la huerta el pozo no tenia la noria, sino ya motor de gas-oil, con bastante ruido, y el humazo de la explosión. pero las vistas siempre desde el Ruedo fueron muy bonitas de Baños, con el majestuoso Castillo Milenario, recostado en el cerro del Cueto, siempre vigilante y testigo de tantas historias, de tantos eventos, del paso de tantas gentes, con el contrapeso de la sorprendente y magnifica Iglesia parroquial de San Mateo.
Ya quedan muy pocas huertas, pero siempre están en nuestro recuerdo, y estas las mas antiguas, las tradicionales, que quedan en pie.
Mi recuerdo a cuantos hicieron de la huerta su medio de vida, y vivieron con la familia, la mujer y los hijos en las casillas, levantándose de noche, para con su carro, o bestia y los serones, llevar a la plaza, no había mercado, sus productos: verduras y frutas, para en las aceras, montar su puesto, con sus canastas, con su peso o romana, vender sus frescos productos. Entonces si era cierto ese eslogan del productor al consumidor.
DMC
1 comentario:
A mí me toca un poquito ya que mi abuelo materno siempre vivió del campo.
Gracias por ese recuerdo
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