VÍSPERAS DE ROMERÍA.  SANTUARIO DE LA VIRGEN DE LA ENCINA.

QUE MIRE PARA TENERIFE

                                              

            El Santuario de la Virgen es de notables proporciones: 24,50 metros de largo total por 9,15 de ancho, todo de piedra de sillería con bóveda de medio cañón, coro alto y cancel, así como siete altares laterales: cuatro en el lado del Evangelio y tres y puerta de la sacristía en el de la Epístola. El presbiterio está a mayor altura y por él se accede al púlpito sostenido por balaustre de jaspe, y al hermoso altar mayor con retablo barroco desaparecido como se dijo. Al camarín se accede por escalera que también arranca del presbiterio.

            La portada es sencilla y noble con arco de medio punto dovelado entre jambas, entablamento, hornacina para imagen de piedra y entradas frontal y laterales que forman un atrio o lonja bien conservado. La parte frontal culmina con espadaña para tres campanas de las que sólo se conserva una y la nave única se esfuerza con recios contrafuertes exteriores. Cuanta además el edificio con dependencias anejas de la antigua hospedería y vivienda para santeros,  además de un patio cercado por muro y salida al exterior.

            La Virgen tuvo diversas Capellanías para atender a su culto, destacando la fundada en 1645 por el sacerdote de Baños don Alfonso Pérez Tello, con obligación de celebrar doce misas durante el año en el Santuario y una en la parroquia de San Mateo todos los domingos y días festivos, así como el deber del capellán de acompañar a la Virgen en sus desplazamientos del Santuario a la Villa y viceversa, siempre que su salud se lo permitiera. Para ello asigna el fundador dona bienes consistentes en 290 olivas en la Marquesa, la Alberquilla y Cañada Herreros; la renta de un censo de 80 ducados y una "posada" o corral de colmenas en Nava del Saz y Cascajoso.

            Desde tiempos remotos -siglo XVI o antes- hubo cofradías separadas de la Virgen y de Jesús del Llano y la última se llamó “Esclavitud”, como sabemos por una escritura de capellanía fundada por doña Elvira Galindo en 1696, en cuya escritura dispuso entre otras cosas, que la aceituna de las fincas asignadas debía ponerse a censo, dedicándose el importe a “La Esclavitud del Santo Chisto del Llano, para ayuda de la fiesta y demás gastos de dicha Esclavitud”, cuyo nombre no hace referencia a esclavos en sentido estricto o personas que carecen de libertad, sino aplicando simbólicamente a personas sujetas a la voluntad de Dios, sin ninguna significación truculenta como algunos -torcidamente- han creído.

            De aquí proceden las llamadas “Fiestas de los Esclavos” que se celebraban a Jesús del Llano el 14 de septiembre (Exaltación de la Santa Cruz) y no el día 20 como ahora, aclarándolo la escritura de capellanía fundada por el canónigo doctor don Pedro García Delgado en el Santuario, el 28 de diciembre de 1686, en la que instituye tres fiestas: La más solemne el 3 de mayo, el día de la Invención de la Santa Cruz, y otras dos “fiestas llanas”, una el 16 de julio al Triunfo de la Cruz, instituida por la Iglesia en recuerdo de la victoria de las Navas de Tolosa y otra el 14 de septiembre ya mencionada, añadiendo “que se han de decir perpetuamente y para siempre jamás”. Esta última o de “Los Esclavos” se cambió de fecha y al refundirse bastante después ambas cofradías en una, se dispuso la celebración de las fiestas de la Hermandad única los días 19 y 20 de septiembre, una vez terminadas las recolecciones de verano y tareas de las eras, trasladando la de la Virgen del día 8 -Natividad de Nuestra Señora- al 19, y retrasando la de Jesús del 14 al 20. Al fundar el párroco, don José Jurado, la Cofradía de San Mateo, cuya fiesta celebra la Iglesia el 21 de septiembre, se agregó un día más a las Fiestas de Esclavos, hasta la desaparición reciente e inexplicable de la Hermandad del Santo titular de la Parroquia, cuyo nombre significa “Regalo de Dios”. Al menos, debían usarse las hermosas banderas, ya centenarias, que abrían marcha en las procesiones y que no debían perderse -como tantas otras cosas- en el olvido.

            Ya se dijo al hablar del libro “Fundaciones de Úbeda”, del siglo XVII, que al referirse a la Virgen de la Encina y su Santuario advierte que “es antiquísima, assí la Santa Imagen como la Ermita y de mucha devoción por quien ha obrado la Magestad de Dios muchas maravillas”, pero causa dolor que éstas no se escribieran para su constancia y conocimiento en los tiempos posteriores.

            Estamos en vísperas de la Romería; desde que la Virgen  de la Encina no está en su Santuario, se lleva, ahora andando, a la Sagrada Imagen, se celebra la Santa Misa, se hace la procesión alrededor del templo, y por la tarde, ya por medios mecánicos se trae hasta San Marcos, desde donde hace la entrada triunfal en Baños.

La romería cambio, antes había pocos medios mecánicos, algún camión, el de Columpios y la Pepa de Mariano y escasos coches, alguno de caballos, mulos y borricos. Hoy hay mas gente quizás, mas cosas para tomar y compartir; es un día grande, pero la gran pena es que la Virgen no esté en su Santuario, a donde ir a verla, a rezar, o llegar, al pasar cerca de las faenas de la labranza.

Feliz Feria, feliz Romería. Por mi condición de emigrante, a pesar de que a alguno le molestó, que me atribuyera esta condición, que es verdadero, he podido estar muy pocos años en la Romería, deseo poder hacerlo en próximos años, pero el sentimiento, el recuerdo, la añoranza no deja de sobrevolar sobre mi alma, y desde lejanas tierras, allende los mares, viviré, con todos los paisanos y forasteros, las fiestas y sobre todo la Romería, para gritar ¡Viva la Virgen de la Encina! ¡Viva la chiquitilla de los olivares! Y diré fuerte aunque no me oigan :

¡QUE MIRE "PA" TENERIFE!

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DMC,