DESENCLAVAMIENTO
EL Desenclavamiento de niño me asustaba bastante y luego de más mayorcillo,
participe, con otros niños hermanos de las diferentes cofradías.
Ya de San mateo, con la túnica morada y los
cordones morados.
En aquel entonces que los pasos era mas
pequeños, se ponían en el lado del evangelio, y cuando el sacerdote, recuerdo a
Don Manuel Álvarez Tendero, decía que le lleven le quiten la corona de espinas
y se la lleven a su madre María, en una bandeja se la acercábamos y otro de los
hermanos mayores se la ponía en las manos.
Había menos bancos en la Iglesia y las
mujeres, llegaban con tiempo para coger buen sitio y poner sus sillas, para la
ceremonia que era muy larga.
Hoy al quitar las clavos y oír esos golpes
tan fuertes, se me encoge el corazón como de niños.
La plasticidad de los penitentes con las túnicas
y cubiertas las cabezas, el sudario colgado, la escalera, y el Cristo en el
descendimiento, me sigue dando vueltas en mi cabeza durante muchos días.
Luego el traslado hasta el sepulcro, por el
pasillo central de la iglesia, mientras desde la balaustrada se desgarra la saeta,
es momento de gran emoción y piedad.
Momento de recogimiento y oración.
Cristo murió por todos mostros.
DMC
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