Pase ayer, viernes, un buen rato por la sierra, llegando hasta el cruce con la carretera de El Centenillo.
El día era magnífico. Cielo limpio y luminoso. El verde, reventón, con estas lluvias generosas y este sol otoñal, cálido.
El camino se ha deteriorado, no demasiado, por estas aguas torrenciales, pero con precaución en tramos, se va muy bien.
Nada más pasar Santa Amalia y entrar en el Friscalejo, aparecen las primeras reses.
Te sorprende la belleza, la serenidad, la quietud.
Miran y siguen a lo suyo. Es una delicia estar al lado, a tan poco metros, y libres, en el campo, corriendo, solas o en grupos; te miran y siguen comiendo la yerba.
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1 comentario:
Precioso.
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