Santo Tomás era judío, y probablemente galileo; humilde pescador de oficio. Tuvo la felicidad de seguir a Cristo que lo hizo apóstol en el año 31.
Tomás es conocido entre los demás apóstoles por su incredulidad, que se desvaneció en presencia de Cristo resucitado; él proclamó la fe pascual de la Iglesia con estas palabras: «¡Señor mío y Dios mío!» Nada sabemos con certeza acerca de su vida, aparte de los indicios que nos suministra el Evangelio. Se dice que evangelizó la India.
No podemos olvidar que el respondió a favor de Jesús, dispuesto a ir a Jerusalén a pesar de saber que los Fariseos planeaban su muerte. Santo Tomás dijo: "Vamos también nosotros para morir con él". Así de ardiente era el amor de este discípulo por su maestro, aún antes del descenso del Espíritu Santo. Siendo uno de los doce Apóstoles escogidos por Jesús (cf. Mt 3,10) es recordado por muchos porque no aceptó el testimonio de sus compañeros sobre la visita que recibieron de Jesús resucitado.
Tomás, uno de los Doce, llamado el Mellizo, no estaba con ellos cuando vino Jesús. Los otros discípulos le decían: «Hemos visto al Señor.» (Juan 20,24)
Tomás, como muchos hoy, pensó que lo que decían era producto de histeria. Ellos habían caído, pensaba, en creer a las mujeres. Y cuanto mas ellos insistían, más el lo negaba, haciéndose ver como el mas "equilibrado" y "sensato" entre ellos.
Ocho días después, estaban otra vez sus discípulos dentro y Tomás con ellos. Se presentó Jesús en medio estando las puertas cerradas, y dijo: «La paz con vosotros.» Luego dice a Tomás: «Acerca aquí tu dedo y mira mis manos; trae tu mano y métela en mi costado, y no seas incrédulo sino creyente.» (Juan 20,26-27)
La respuesta de Juan es una poderosa profesión de fe en la divinidad, la cual repetimos antes de comulgar: Tomás le contestó: «Señor mío y Dios mío.» (Juan 20,28). Jesús le dice: «Porque me has visto has creído. Dichosos los que no han visto y han creído.» (Juan 20,2)
Lo podemos contemplar con los ojos bajos, quizás avergonzado por la duda de la Resurrección, con la lanza a la derecha que abrió el costado del Maestro, un libro y a la izquierda la frase del Credo: "Descendió a los infiernos: al tercero día resucitó de entre los muertos"
[Fotografías del Proyecto de Restauración de la Ermita del Cristo del Llano de Baños, por D. Esteban Fernández Navarro. Granada y datos sacados de la página de Las Siervas de los Corazones traspasados de Jesús y María]
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