De pequeño vivíamos en Sevilla y siempre estábamos pensando en regresar a Baños. Los días de Navidad como ahora de mayor eran “mágicos”. Regresábamos en el tren a Linares-Baeza y desde allí a Baños con Matías que nos recogía.
Al llegar a Matacabras, que ya se ve Baños, cantábamos dichosos y alborotados el “Pero Baños también tiene Reina, Virgen de la Encina…” , costumbre que sigo, cuando regreso a Baños y a lo lejos se divisa el pueblo.
En Baños se notaba el frío mas que ahora, con pocos medios, aunque se notaba menos, por ser unos niños; el agua estaba helada, y por la noche, sin que se dieran cuanta los mayores, intentábamos acostarnos vestidos.
Al día siguiente de llegar, con una “cajeta”, íbamos, a la Llanada, a las Colmenillas, al Pilarejo a coger musgo para el Nacimiento. Hoy el musgo está protegido, como la jara, el tomillo o la mata de manzanilla, o el águila culebrera, o el buitre leonado, con multas cuantiosas. Todo protegido, ¡que paradoja”, menos la vida humana (abortos y muertes por sedación se practican con toda impunidad, incluso con gran anuencia en los medios de comunicación) ¿Qué va a ser de nosotros?
En el portal de la casa se iba montando el Belén. Mi padre hacia las casitas, el pozo incluso el Portal de Belén con plantas de corcho, que pintaba y figuritas de pastores, lavanderas gallinas ponedoras, modeladas de barro, coloreadas contemperas y acuarelas. Se vivía una Navidad muy alegre, pero muy sencilla. Algunos días íbamos con mi padre a la aceituna y comíamos en el campo, mi madre nos preparaba la “talega” y nosotros los niños llevábamos nuestro cubico recogiendo las “salteadas” y al final de la jornada nos daban un par de perras por el trabajo.
En Nochebuena la cena era especial, normalmente sopa de picadillo y generalmente pavo relleno con manzanas y frutos secos, que se engordaba en la casa y que duraba muchos días.
Estando en Baños, se hacia la matanza, que para los niños eran días de “fiesta mayor”. El día anterior se preparaban los arreos, las cebollas para las morcillas y se pelaban los ajos, se tenia preparado el pimentón, la sal y todas las especies. Las paletas y los trapos impolutos.
El día inicial, ya de mañana en el corral estaban preparadas las mesas matancitas, previamente fregadas con tierra amarilla, estropajo y jabón blanco casero, las calderas relucientes, las trébedes en las lumbres, y llegaban los matarifes, encargados de matar a los marranos, criados en la casa desde el verano y que habían salido con Mauricio a “pastar” al campo..
Los mas pequeños, inocentes, movíamos el rabo del cochino, para que saliera toda la sangre, mientras se oía en toda la vecindad , el chillido agudo de la agonía y la muerte..
Se llevaba, en un plato cubierto con un paño la “muestra” al veterinario ( la lengua y unos músculos) y cuando ya regresaban con la confirmación, de que no había triquina, ya casi cocida la cebolla y se empezaba con las morcillas [en casa se le añadían piñones a la masa], se quitaban los mondongos y se colgaban los cochinos, para que estuvieran toda la noche al sereno (los perros de la casa, Falina y su hijo Robert, se basaban toda la fría noche, debajo de los marranos para que no se acercara ningún gato).
Los hombres preparaban sus tapitas para acompañar al vino peleón de la Mancha, que se había traído de “Pedro Ortega”, sacado paradójicamente, de los pellejos de cerdo, con la caña que se les ponía en el cuello, para poder “despachar sin que se derramara una gota.
Esos días nos liberaban de comer en la mesa, con la masa de las morcillas, la tajaillas a la brasa o el bodrio de chorizo frito, nos librábamos del plato, el mantel y los cubiertos.
Admiraba como los matarifes hacian el despiece, los jamones, los lomos para freírlos y guardar en la orza, o embucharlo con pimentón, las paletillas para los chorizos; se cocían las partes de la careta pata la butifarra o la “cabeza o queso de cerdo”. Las tripas ya se habían lavado y relavado con vinagre y sal y con un palo fino se les daba la vuelta.
Los jamones y los grandes tocinos se salaban en un cajón, para al cabo de unos días colgarlos. Las matanceras con sus grandes mandiles blancos no paraban de trajinar; nosotros enredando y solo queríamos “ayudar” dando a la maquina de picar la carne o de embutir. “Que te vas a quemar” “no pases por ahí”, “deja eso”. Eran dias especiales y maravillosos.
Nochebuena se celebraba el Nacimiento de Jesús, y era una noche alegre. La cena, sopa de picadillo y pavo, que se engordaba en el corral, relleno de manzanas, pasas y frutos secos. Eran grandes y duraba mucho y los niños deciamos que ya no queriamos mas pavo.
La noche de Año Viejo, era alegre, pero menos; de muchos recuerdos. Cena muy sencilla; nunca fueron en casa muy amigos de las uvas, que en aquellos años era difícil de conseguir, las llamadas “uvas de embarque de Almería”, que venían en toneles de madera y paja, muy grandes, alargadas, y con pellejo muy duro.
Era costumbre y se sigue haciendo, el tener un Cristo, Virgen o Santo Patrón para todo el año. Se cortaban unos papeles iguales y se iban poniendo los Santos, Cristos o Vírgenes de mas devoción en la familia, (virgen de la Encina, Jesús del Llano, San Mateo, la Inmaculada, Virgen de la Cabeza o de la Capilla etc.) se liaban; en otra copa se colocaban los nombres de los miembros de la familia y se dejaban, las dos copas, en la mesa en lugar destacado.
Cuando llegaban las doce, se oían en la radio (no había Televisión, a Dios gracias) o en el reloj de la plaza, mi padre se arrodillaba y así recibía siempre el nuevo año. Al terminar las campanadas y después de los abrazos y besos de felicitación y brindis de los mayores, con lo que se tenía entonces que era vino, mi padre, siempre muy emocionado y con las lagrimas asomando en sus ojos, a punto de salir, rezaba un padrenuestro, por la familia, los difuntos y por España.
Los más pequeños iban cogiendo una papeleta de los Santos, y otra con los nombres de la familia. El que te tocaba, iba a ser tu protector en el año entrante y de alguna manera “te comprometías” y rezarle y a poner en sus manos, tus inquietudes y problemillas.
Se sigue haciendo y si algún año no puedes estar te mandan las papeletas. Para este año de 2009 me tocó la Virgen de Candelaria, Patrona de Canarias.
Los Reyes los esperábamos con mucha ilusión, por ver que traían, y con tristeza, por tener que dejar Baños y regresar a Sevilla y al Colegio. Mi padre pintaba una postal, generalmente con algo de Baños, Castillo, Plaza, Iglesia, con alguna frase alusiva y firmaban los tres Reyes Magos y como aún éramos creyentes, nos daba cierto miedo.
UNOS DÍAS EN MADRID
En esta Navidad de 2008, estuve unos días en Madrid, con la familia y aprovechando para ver cosas y pasear por sus grandes avenidas. Madrid de visita me gusta.
Visité parte del Palacio Real , para ver el Belén de Palacio, que se ha llegado a decir , que tenía la cifra de 5.950 piezas, contando todos los elementos accesorios y complementarios.
El Rey Felipe V, en su viaje a Italia en 1702, recibió como regalo un belén napolitano, pero será su hijo Carlos III, rey de Nápoles, desde 1735, quien trae un Belén a España en 1760, para colocarlo en el Palacio del Buen Retiro, inculcando el interés por los belenes a su hermano el infante don Luis Antonio de Borbón.
El pesebre napolitano domestico o de corte, alcanza su apogeo hacia 1745. El joven rey de Nápoles, que seria luego Carlos III de España, y su esposa María Amalia de Sajonia, dedicaban mucho tiempo a los belenes: el rey fabricaba “ladrillitos” para el Belén y la reina confeccionaba trajes para las figuras, junto a las damas de la corte, afición que heredaron sus hijos, tanto el infante don Gabriel, como el príncipe Carlos futuro Carlos IV, quien encargó a sus agentes italianos que adquirieran las mejores figuras del mercado napolitano o genovés.
Las figuras del belén son móviles para poder adecuar cada una a la escena. Las napolitanas están hechas a la manera tradicional: cuerpo de alambre y estopa, cabeza de barro y extremidades de madera, vestidas con ricas telas, mientras que las genovesas son articuladas, con rotulas todas en madera, también vestidas con tejidos suntuosos.
Este primer Belén napolitano del príncipe Carlos, se fue incrementando con figuras de los artistas José Esteve y José Ginés, que realizaron grupos de campesinos, o la Matanza de los Inocentes.
La importancia del Belén de Palacio se puede seguir a través de los inventarios reales, a la muerte de Carlos III, en la testamentaría realizada tras su muerte en 1794, se citan las habitaciones del Nacimiento, junto al despacho y librería del rey; hasta tres salas estaban dedicadas para el Belén.
Personalmente me desilusionó, y esa sensación sentía de los que lo visitábamos. Muy reducido, se componía sólo del Misterio y las comitivas de los Reyes Magos (no llegarían a 50 figuras. Antes se colocaba en la planta baja y para visitarlo se necesitaba hacer una petición previa, y el Mayordomo Mayor de Palacio expedía un “boleto”, [se reproduce uno de ellos en la fotografía].
Ciertamente el Palacio Real es grandioso, pero este año el Belén, no estaba a su altura.
Pasé a la Catedral de la Almudena, cuya escalinata y puerta principal da al grandioso patio de la Armería.
El deseo de tener una catedral en Madrid, tiene una serie de vicisitudes. Serían Felipe IV y, sobre todo, su esposa doña Isabel de Borbón, quienes iniciaron de nuevo gestiones para la construcción de una catedral en Madrid vinculada a la parroquia de Santa María de la Almudena. Felipe IV en el año 1624, dio una cédula en la que arbitra medios para hacer frente a la obra, a la que el Ayuntamiento de Madrid contribuiría con la importante suma de 200.000 ducados.
Pero, probablemente, lo más importante de dicha Real Cédula para la historia del anhelo catedralicio de Madrid fuera su encabezamiento que resulta como sigue: "Consejo, Justicia y Regimiento desta villa de Madrid, ya sabéis, cómo a devoción nuestra y de la Reina, Nuestra muy cara y muy amada mujer, Da Isabel, se trata de erigir, fundar y fabricar en esta villa una Iglesia Catedral de la advocación de Nuestra Señora de la Almudena y para ayuda a los gastos que necesita dicha fábrica..." Es decir, no cabe ya la menor duda sobre la iniciativa real del proyecto y su alcance como templo catedralicio, ni sobre su advocación. Pasaban los años y ya los trabajos de la cimentación calculada para aquel formidable templo comenzaron el 14 de junio de 1881, y el día 4 de abril de 1883 se ponía la primera piedra de la cripta y tendrían que pasar 100 años, para que la iglesia catedral de la Almudena pudiera dedicarse el 15 de junio de 1993 oficiando la solemne ceremonia el papa Juan Pablo II.
De su interior, falto aún de muchos elementos, es de destacar el retablo de Juan de Borgoña en el brazo-capilla del crucero dedicado a la Almudena, el monumental cuadro de Francisco Ricci y el formidable Cristo de Juan de Mesa sobre el impresionante presbiterio de la más joven de las catedrales españolas debida al último de sus maestros, Fernando Chueca.Las Capillas, las vidrieras, las puertas de bronce, las naves, las bóvedas, la decoración, Nuestra Señora de la Almudena, patrona de Madrid, todo. Salí sobrecogido, emocionado, recogido, sereno, alegre, feliz, con el firme propósito de volver en otro viaje.
En la Calle Mayor, frente a la Iglesia del Sacramento, hoy Catedral Castrense, junto a Capitanía se levanta un sencillo monumento, en homenaje a los 23 muertos y mas de cien heridos, que causó el atentado, que se produjo el día 31 de mayo de 1906, en ese lugar, al paso de la carroza que trasladaba al rey Alfonso XIII y su esposa Victoria Eugenia de Battenberg, cuando terminada la boda en la Iglesia de los jerónimos, se dirigían a Palacio, resultando los Reyes ilesos.El atentado fue obra de un anarquista de Barcelona llamado Mateo Morral, que lanzó una bomba camuflada en un ramo de flores a los reyes desde la habitación de la pensión donde se hospedaba. Cuando iba a ser detenido se suicidó pegándose un tiro en el pecho.
Una mañana la pasé en el MuseoThyssen-Barnemisza, que con la ampliación mas reciente de la Colección Carmen Thyssen-Barnemisza, magnifico conjunto y orgullo mundial. La colección permanente tiene 48 salas y 20 la Colección Carmen, con 200 cuadros, el conjunto más de 800. Sería muy prolijo el comentar el recorrido y tendremos que dejarlo para otro momento.
Una tarde estuve en el famoso “Circo del Sol”, que me desilusionó un poco y me pareció mas un musical, bastante reiterativo.
EN BAÑOS
Los días mas tranquilos y descansados, frescos y lluviosos. Disfrutando de mi madre, hermanos y familia y amigos. El campo está precioso y salíamos casi todos los días. Una verdadera alfombra verde y niscalos abundantes. Recorrido por calles y plazas, saludar a unos y otros. Ver amigos y conocidos, y ya en directo, como novedad, oir el volteo de las campanas nuevas.
El Santuario de Jesús del Llano, todo el perímetro vallado y con andamios, arreglando los tejados, el Castillo sigue en obras y no lo he podido visitar. La polémica del aparcamiento para 3 coches en los Jardines o Parque de los Barones de Sangarren, con mi oposición manifestada al Alcalde personalmente, la iluminación de Navidad, las Campanadas delante de la ermita del Llano en el Santo Cristo, cuando este año hay reloj que funciona y campanas nuevas.
Asisto a una reunión a la que he sido invitado, para la confección de un libro con los cantes de Semana Santa en Baños, y a una junta de la Peña Flamenca. El escaneo de fotos, que me prestan, para devolverlas, y así ir incrementando el archivo.
Ya casi a final, el 31 se habla en Baños que se han llevado a Margarita a Linares con una trombosis (el día de Navidad, el 25 estuvo en el bautizo de su último nieto, Javier, aunque no se encontraba muy bien) y el día 1 sobre las 5 de la tarde tocan las campanas a muerto y se extiende la noticia de su muerte en un día frío, gris, lluvioso. Había cumplido 66 años
El día 2 asisto al entierro, junto con todo Baños y puedo abrazar a Francisco, su marido y dar el pésame a sus ocho hijos, yernos y nueras, y familia, que ahora reitero.
No, no me puedo quejar, unos días bien aprovechados, y permanece en la memoria las caras de las personas, con las que hablé, las calles mojadas, las nieblas, el verde intenso del campo, las sartenadas de niscalos, riquísimos, regados con buen vino, la Iglesia de San Mateo, el Retablo del Altar Mayor iluminado, el Castillo, siempre el Castillo vigilante , las colas, el chisporroteo del fuego en la chimenea, el olor en las calles a leña de olivo quemada, las charlas con mis hermanos y mi madre en su casa… la tristeza de la muerte de Margarita y su familia apenada… todo esto queda y mas cosas … hasta el regreso.
DMC.