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22 julio 2009


BRAULIO DIAZ GARCIA, HA MUERTO

De casualidad me acabo de enterar de la muerte de Braulio, el Capataz de la Virgen de los Dolores, el amigo Braulio, el compañero Cofrade, el amante de su Virgen, de su pueblo, de sus amigos y de su familia.

En Mayo, con la carretera cortada, me lo encontré una tarde a la entrada a su huerta, pare un rato. Siempre me decía “lo que te gusta el pueblo”.

El Jueves Santo paraba a la Virgen en la puerta de mi casa, donde le cantaban a laVirgen Federico, Pedro “El Pinche”, o Faustino. Con que ojos miraba a su Virgen, con que devoción y emoción escucha la saeta.

No tenia prisa, llevaba a la Virgen, por las calles de Baños, a la Virgen de los Dolores, para que viera el pueblo y todos los del pueblo la viéramos a Ella.

Señora, Dolorosa, con que mimo, con que suavidad, mandaba a los costaleros. “No le hagáis daño, parece que les decía, al subirla”,”que esas espadas no se le claven mas adentro”. “Mecedla con cariño, con amor, con mucho amor”.

A partir de ahora veremos a Braulio por nuestras calles y plazas, por las calles y plazas del Cielo, llevando a su Virgen de los Dolores, a nuestra Virgen.


Mi sentido pésame a su esposa e hijos, a su familia, a la familia de la Cofradía de la Virgen, y de todas las Cofradías de Baños.

Ahora ya con tu padre, te cantara la saeta de la despedida, mientras que tú seguirás acompañando a tu Virgen, para siempre.

Gritaremos nosotros ahora: Braulio ¡Al Cielo, pero tu, con Ella! Alli estas, a su lado.

Descansa en la paz del Señor Resucitado y de su Madre, la Virgen, de los Dolores, amigo, hermano cofrade, te recordaré siempre. Un abrazo.

Diego

1 comentario:

Anónimo dijo...

UNA SALVE POR SU ALMA
Dios te salve, Reina y Madre de misericordia;
vida, dulzura y esperanza nuestra, Dios te salve.
A tí clamamos los desterrados hijos de Eva;
a tí suspiramos, gimiendo y llorando en este
valle de lágrimas. Ea, pues, Señora abogada nuestra,
vuelve a nosotros esos tus ojos misericordiosos
y, después de este destierro, muéstranos a Jesús,
fruto bendito de tu vientre.
¡Oh clementísima! ¡Oh piadosa! ¡Oh dulce Virgen María!
Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios,
para que seamos dignos de alcanzar las promesas
de Nuestro Señor Jesucristo.
Amén