LLUVIA

He disfrutado, hace unos días, de un paseo placentero y sosegado, alrededor del Castillo, nuestro Castillo Milenario.

Paso a paso, recreándome en el paisaje, en las almenas, en los cubos y lienzos de las murallas, de color mas oscuro por las lluvias, al otro lado las colas, pletoritas llenas, auque de color marrón por los aportes y arrastres de los arroyos.

La Sierra a lo lejos, los pinares, las dehesas, y el pueblo, sus casas, el barrio del Santo Cristo y la ermita de Jesús del Llano hasta el molino de viento se entreve

La lluvia es persistente, pero ligera, y permite al caminante, al observador, ir haciendo fotografías, despacio, recreándose, oliendo a tierra mojada a las plantas de la sierra

En el paseo la imaginación se va a aquella época que el vigilante oteaba el horizonte, y odia divisar, a los lejos, los grupos de guerreros propios del castillo que regresaban de sus racias, o los enemigos que se acercaban.

De los lugareños que se refugiaban en las murallas con sus animales

O ya en la Corona de Castilla, con el pendón en la almena mayor, la construcción poco a poco de la parroquia de San Mateo, el Cabildo, la Plaza Mayor.

O como el castillo fue testigo, de la conversión del antiguo humilladero del Cristo de la Luz, en el Santuario de Jesús del Llano, en la parte mas alta del pueblo, hoy con unos edificios poco agraciados, casi no se le ve desde las almenas.

DMC