MIÉRCOLES SANTO. EL ENCUENTRO
Hoy el Evangelio de hoy es de San Mateo 26,14-25, la traición de Judas Iscariote.
“Entonces uno de los Doce, llamado Judas Iscariote, fue a ver a los sumos sacerdotes y les dijo: "¿Cuánto me darán si se lo entrego?". Y resolvieron darle treinta monedas de plata. Desde ese momento, Judas buscaba una ocasión favorable para entregarlo.El primer día de los Acimos, los discípulos fueron a preguntar a Jesús: "¿Dónde quieres que te preparemos la comida pascual?". El respondió: "Vayan a la ciudad, a la casa de tal persona, y díganle: 'El Maestro dice: Se acerca mi hora, voy a celebrar la Pascua en tu casa con mis discípulos'". Ellos hicieron como Jesús les había ordenado y prepararon la Pascua.
Al atardecer, estaba a la mesa con los Doce y, mientras comían, Jesús les dijo: "Les aseguro que uno de ustedes me entregará". Profundamente apenados, ellos empezaron a preguntarle uno por uno: "¿Seré yo, Señor?". El respondió: "El que acaba de servirse de la misma fuente que yo, ese me va a entregar. El Hijo del hombre se va, como está escrito de él, pero ¡ay de aquel por quien el Hijo del hombre será entregado: más le valdría no haber nacido!".
Judas, el que lo iba a entregar, le preguntó: "¿Seré yo, Maestro?". "Tú lo has dicho", le respondió Jesús. “
Por las calles de Santa Cruz he asistido al Encuentro, si de Virgen de la Amargura y San Juan con el Nazareno, en la Plaza, abarrotada de fieles, del Príncipe de Asturias.
La Virgen y San Juan salieron de San Francisco y el Nazareno de la Iglesia Matriz (la catedral esta en La Laguna, y esta Iglesia hace sus funciones en Santa Cruz), para juntarse, encontrarse en la Plaza del Príncipe.
Es costumbre, que los grupos corales, en determinados sitios, cantes a las imágenes sus motetes; era curioso ver, en plana calle Castillo, peatonal y comercial por excelencia, caminar al Nazareno, tiene una expresión terrible, de dolor, de sufrimiento, ensangrentada, con los ojos casi tapados por la sangre que le cae de la corona de espinas, con la boca abierta, por que le falta el aire y no puede respirar, abrazado a la Cruz.
En el encuentro hablo un sacerdote D. Joaquín, Párroco de la del Beato Anchieta. No os quedéis, dijo, solo con esta imagen tan bella, en este entono de la plaza maravilloso, con las tres imágenes, las flores, el incienso, las velas. María dijo si, y Jesús ha dicho si a su pasión y muerte. La Virgen ya no queda sola, se queda con San Juan “Ahí tienes a tu hijo”. San Juan el discípulo amado, se encargara de ella. Mientras el Nazareno seguirá hacia el Calvario.
La escena del Encuentro, por su sobriedad, daba casi escalofrío, así estaba la noche. Regresaban las imágenes a sus templos. San Juan adornado con unos macizos preciosos gerberas rosadas; el Nazareno con claveles rojos y rosas, en la parte superior, y la Virgen con azucenas.
Acompañaba el clero, con las cruces parroquiales, con su maga, ciriales, estandartes e incensarios, detrás autoridades locales y representantes, y gente mucha gente, muchos fieles, en la procesión y en las aceras a su paso. Las campanas de San Francisco tañían.
DMC
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