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17 abril 2010

PASEANDO POR LAS ALMENAS

Me gusta pasear por el Cerro del Cueto, por el Castillo, entre las almenas y lienzos de muralla, recorriendo con la vista y la imaginación la Cestería y sus calles, lo nuevo construido, las olivas del Ruedo, la muralla asentada en la piedra, en la roca viva, la construcción, la cola del pantano serena y reflejada, la sierra.
Nuevas viviendas en la Cestería.
La muralla sobre la roca viva.
La cola del pantano.Un espejo.

La mella de la chispa que calló hace muchos años y el susto, contaban, que pasaron los vecinos de Baños aquella noche lúgubre y oscura, sin luz, solo el linternazo de los relámpagos, que entraban por las ventanas cerradas y el viento que movía las llamas mortecinas de velas, candiles o lamparillas de aceite.

La huella de aquella chispa. Los huecos de la muralla, para seguir la construcción, donde anidaban los tordos y los vencejos, y el recuerdo de cuando copiamos los nidos de chicos.

Los huecos de la muralla, para seguir la construcción, donde anidaban los tordos y los vencejos, y el recuerdo de cuando copiamos los nidos de chicos.

Las capas de cal y mortero, marcando el progreso de la construcción. Las saeteras de luz y defensa, los dibujos casi desaparecidos en el yeso.

Los lienzos descarnados por el tiempo, los remates lo nuevo.

El paso del tiempo, de más de un milenio que se hace presente. El zócalo y la roca viva sobre el que se asienta y el trabajo, de ingenio y de fuerza, de los hombres, que se emplearon para su construcción. Serian muchos esclavos y sin duda cristianos cogidos en la conquista. Los que murieron o se quedaron tullidos.

Los dibujos geométricos, que quedan, repetidos.

Los lienzos de muralla, que han soportado la construcción que hizo que nuestro Castillo de Burgalimar se conservara y no se dieran derrumbes.

El lienzo de la muralla toma diversas formas.

El contraste de los verdes, ocres y amarillo, la sencillez y esbeltez de sus lienzos y torres de defensa.

La solidez ante el lógico deterioro por las inclemencias del tiempo y de la mano del hombre. Los detalles.

La Iglesia de San Mateo, el reloj marca las 6,40, brilla esplendorosa, magnifica, señorial.
Y el rojo de sus muros en muchas zonas y el sol destacando las almenas, la Torre del Homenaje y la Iglesia, hasta casi reventar de color, como una antorcha deslumbrante

Y la luz. Fuego en las almenas.

Solidez y belleza.
Detalles que pudieran simular huellas de disparos
Grandeza y sencillez
Las luces y las sombras que realzan nuestro Castillo
Verdes simulando salidas de agua.
Con el sol el brillo y los colores se agigantan

Tonos distintos

Saliente de la Almena Gorda, como los canes de un antiguo balconcillo, para mirar la población y la lontananza.

En la cara de poniente encontramos también, piedra y pizarra entre las diversas capas de mortero o encofrado.

Y ya la puesta del sol sobre la sierra con las aguas de las colas de contraste

Las nubes sobre el Santo Cristo amenazantes.

Disfruto con el paseo, pausado, sin prisa, mirando, pensando. El paseo es bellísimo poder decir “mas de mil años nos contemplan”.

Me vienen recuerdos de chico, cuando el Castillo era algo tan nuestro, que era “nuestro parque de atracciones”, para jugar a las batallas, que no a la guerra, a coger los nidos, a resolver nuestras diferencias de niños entre las almenas, dándonos unos puñetazos, a repasar y enseñar nuestras preferencias personales en el cementerio: El “civil” en la esquina, el cajetón de la Niña Agustina, en la almena gorga, o la niña chiquita a la entrada, como una muñeca de porcelana.

Allí estaban enterrados, hasta su traslado al Cementerio, mi tatarabuela Dª Catalina del Mármol y Salido, de Baños, que falleció el 22 de febrero de 1859, con 44 años de edad y mi bisabuelo, primer Muñoz-Cobo que llega a Baños, Don Diego Muñoz-Cobo Arredondo, fallecido 9 de febrero de 1919, a la edad de 75 años, casado con la hija de Catalina, mi bisabuela, Dª Juana Jiménez del Mármol.

Los recuerdos, las fantasías, se agolpan entorno a tanta belleza, sosiego, historia, la Historia de nuestro pueblo de Baños.

DMC

3 comentarios:

Encarna dijo...

Esas fotografías del color de la piedra roja por los destellos del sol me impresionó un día , es como un ecantamient.
Gracias por su reportaje

Anónimo dijo...

Bonita entrada, las fotos y la tarde preciosa. Se le nota enamorado de su pueblo.

Anónimo dijo...

El pueblo es como para enamorarse de él, más para los que nacidos ahí y no tuvimos la suerte de poder disfrutarlo, ¡Gracias¡ Diego, por traernos la tierra en tan magnificas fotos.
Un saludo