PROCESIÓN DEL SILENCIO

Nos fuimos pronto a La Laguna. Estaba atardeciendo, las nubes podrían amenazar, hacia fresco, pero estábamos preparados.
Poco antes e las diez de la noche, se apagaron todas las luces de la Ciudad, al menos donde pasaba la Procesión, los escaparates, las ventanas de las casas, los anuncios. Oscuridad absoluta.

Silencio y emoción

Se iniciaba la Procesión del Silencio, que saliendo de la Iglesia de la Concepción, acompañaban las Cofradías de Penitencia, en gran numero, hasta la Iglesia de Santo Domingo al Señor Difunto.
No iba otra imagen, solo las Cruces de Guía, y los hermanos.
Silencio, oscuridad, se oían los pasos.

Se veían las cruces y directivas, solo al pasar delante.
Toda clase de túnicas, de cirios, velas, de faroles.
La procesión trascurría con un ritmo casi trepidante.
De sorpresa en sorpresa.
No se podía ni respirar; silencio absoluto.
Del blanco, al rojo, verde, azul, negro.

Cruces y escudos en las mangas.
Respeto y seriedad.
Amor y mucho dolor.
Pies que se arrastran y suenan desde lejos.
Cruces y faroles
Túnicas, capirotes.
Es difícil plasmar el sentimiento

Es difícil decir lo que he vivido

Y al final la urna del Cristo Difunto, portado en unas andas, al ritmo de las horquillas de los porteadores

Y un tambor, destemplado.
Y el corazón encogido.
Emocionado, triste, sobrecogido, en esta Procesión del Silencio.

DMC