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06 mayo 2011

SANTA MARÍA DE LA ENCINA, DE LA QUE BAÑOS TOMA SU NOMBRE, SIEMPRE EN EL CORAZÓN , EN RECUERDO DE CUANTOS LA ACOMPAÑARON Y YA ESTÁN CON ELLA PARA SIEMPRE .



Dibujito de mi padre

            La imagen de esta Virgen debió venerarse en Baños desde tiempos remotos; era ingenua y sedente con el Niño Jesús tallado en la misma madera, que pudieron esconder nuestros antepasados mozárabes ente las profanaciones de la morisma, aparecida -según piadosa tradición- en 1225 ó 1226, una vez que Alfonso VIII y su nieto Fernando III el Santo habían consolidado el imperio de la Cruz en estas tierras señoreadas por el majestuoso Castillo.

            Como tantas otras, nuestra Virgen sufrió los embates de la absurda vorágine de 1936, pero pudo salvarse el Niño Jesús barroco, superpuesto al imponerse en los siglos XVII y XVIII, el uso de vestir con manto a las imágenes de talla. Fue recogido por una mujer piadosa con el pretexto de llevarlo a sus hijos pequeños para que jugaran y así se salvó para que la imagen -del escultor Amadeo Ruiz Olmos- lo lleve ahora en sus brazos. La primitiva era gótica como tantas otras de Castilla y del norte, la cara de la actual tiene notable parecido con la original. Yo alcancé a ver ésta, observando en mi juventud que los brazos del sillón y sus salientes debieron ser aserrados cuando se le vistió al manto.

            Un labriego cuyo nombre no ha llegado a nosotros, araba con sus bueyes tierras de encinar cerca de la Cuesta de los Santos; observó una fuerte luz y la Señora le llamó la atención desde lo alto de una encina y le pidió que se le diese culto y se edificase un santuario. La encina del prodigio o un retoño de ella subsiste en el cercano Chaparral de Medinilla, y para ejemplo de los que dudan de todo, las bellotas de la rama donde la Virgen se apareció y solamente éstas, se siguen produciendo con la silueta de la bendita imagen grabada en la corteza.

            Ante tales hechos y el manantial de aceite que surgió del tronco de la encina para socorro de los desvalidos, fue natural que se avivase la fe de Baños, que en delicioso paraje le hizo su templo para que desde el camarín -ahora vacío- pudiera ver la Señora el pueblo de sus amores.

            En los documentos antiguos se da a la población el solo nombre de BAÑOS, pero en el siglo XVIII y especialmente en el XIX se le empieza a llamar BAÑOS DE LA ENCINA y así aparece en los sellos municipales.

              Llegado el Año Santo Mariano de 1954, mi padre era alcalde desde 1952,  propuso a la Corporación Municipal que se levantara un sencillo monumento a nuestra Patrona en la Plaza Mayor de la Villa, como ya se había hecho en el verano de 1952 a la Inmaculada Concepción en la barriada minera de El Centenillo, perteneciente al municipio de Baños, propuesta a la que se añadió otra solicitando al Gobierno de la nación que se dieran a la población los títulos de “Muy Ilustre y Mariana Villa” por llevar en su nombre el de la advocación de su Patrona y el de “Excelencia” a su Ayuntamiento que ya figuraba como “Ilustrísimo” en documentos antiguos.

            El entonces Ministro de la Gobernación a quien competía el caso, pidió el informe preceptivo a la Real Academia de la Historia, que designó como ponente al académico Padre Ángel Custodio Vega, cuyo informe favorable fue publicado en el Boletín de la Academia (tomo CXXXIII, pág.301) y reunido el Consejo de Ministros, acordó por Decreto de la Jefatura del Estado de 22 de junio de 1956, acceder a todo lo solicitado.

                                              
            El día 9 de mayo de cada año, fecha de la Aparición de la Virgen avalada por una tradición de siete siglos, acudían los devotos de Baños  y de otros lugares de la comarca en sencilla y ferviente romería para celebrar la fiesta en el Santuario, que desde no hace muchos años se trasladó al segundo domingo de mayo, y aunque perdió con la mudanza parte de su sabor tradicional, ha ganado en asistencia, entablándose como siempre nobles y pintorescos pugilatos entre nativos y foráneos por si la Virgen ha de mirar o no a Guarromán, que acaban siempre a satisfacción de todos. También es costumbre inveterada  que a la Virgen la lleven en andas las mujeres y para asegurarse el puesto atan sus pañuelos de romería a los varales del trono.

            Ahora, los hombres la cogen para llevarla, desde San Marcos o Jesús del Camino, que de nuevo se forma la procesión, con estandartes, cetros, fieles y música, para entrar de manera triunfante en el recinto del Santuario, entre los vivas de presentes y acompañantes  y, el repique de la campana y el sonido de los cohetes.

          La Virgen tuvo Cofradía propia hasta el siglo XIX, que se fundió con la Esclavitud de  Jesús del Llano.
             El bastón de mando, se lo regaló mi padre, siendo Alcalde, y me enorgullece, decirlo y verlo muchos años entre  sus manos. Hoy lleva otro, no se desde cuando, pero es mi deseo que el que dono mi padre con tanto cariño, se conserve en el inventario de la Cofradía y si no fuera ya de su gusto y agrado, que se devuelva a la familia.

(Del Libro de mi padre “Baños de la Encina: Un viaje por su historia milenaria”. Jaén 1988)
DMC.



2 comentarios:

TREMENDITA dijo...

Diego: La señora de negro que lleva el cetro es mi madre; Catalina Campillo , muchas gracias por darme la oportunidad de verla en tu blog.

Un cordial saludo.

Diego Muñoz-Cobo dijo...

La recuerdo perfectamente, y me alegra, el que este ahí
Saludos